3.2. Escultura

En Italia nunca llegó a cuajar del todo el Gótico, y esto lo vemos en la evidente influencia clásica que existió en la estatuaria italiana ya desde el trecento, sobre todo en Siena. Será una escultura fundamentalmente religiosa o funeraria  en el que el retrato el principal protagonista. El interés por la figura humana es enorme. El hombre se ve como un conjunto de partes, de huesos y de músculos y se opta por el naturalismo en las obras, por la semejanza entre el modelo y la escultura, tanto física como psicológica. Este realismo también está presente en el uso de las leyes de la perspectiva. Las creaciones escultóricas tenderán al monumentalismo, aunque siempre se recurrirá a esquemas geométricos sencillos en la composición de los mismos y se romperá con la tendencia de integrar la escultura con otras artes.

CUATTROCENTO

La escultura de Siena y Pisa fue la más importante del el siglo XIII pero en el Quatrocento Florencia asume el liderazgo también en esta disciplina artística. Donatello fue, sin duda, la figura más importante. Es el que mejor entiende la relación entre el arte nuevo y el antiguo, ya que no busca recrear las formas clásicas pero sí dota a sus obras del carácter y los elementos de la escultura de la antigüedad, como el realismo individualizante que utiliza en sus creaciones, algo muy característico del retrato romano. Esto podemos verlo en imágenes como la de los profetas Abraham y Hababuc, situados en el Campanile de la Catedral de Florencia, ambas rebosantes de movimiento físico e intensidad psicológica. Su David fue el primer desnudo en bronce que se realizó desde la Antigüedad y destaca sobre todo por la tranquilidad que transmite, todo lo contrario que el Condottiero Gattamelata de Padua, que cuenta con un mayor dramatismo y carga expresiva.

La expresividad del Profeta Habacuc magen en Wikimedia Commons de Jastrow bajo CC	Este David quizás sea la obra más célebre de Donatello Imagen en Wikimedia Commons de Patrick A. Rodgers bajo CC	El Condottiero Gattamelata, otra muestra del genio de Donatello Imagen en Wikimedia Commons de Lamré bajo CC

Ghiberti es el otro gran protagonista de este siglo. Es menos revolucionario que Donatello y su arte es más amable que el del anterior. Ganó un concurso para decorar las segundas puertas del Baptisterio de Florencia e invirtió más de veinte años en terminar dicha obra. En la Puerta del Paraíso (como Miguel Ángel la llamaría) plasma escenas del Evangelio como el Sacrificio de Isaac, Adán y Eva o la Historia de José que llaman la atención por su capacidad pictórica y paisajística. Otros escultores importantes del Cuatrocento florentino fueron Della Quercia, muy cercano a Donatello y autor de la tumba de Hilaria del Carretto o Lucca della Robbia y sus dulces madonnas como las de la Cantoría del Museo della Opera del Duomo. La parte final del siglo estará protagonizada por autores como Pollaiulo, quien se dedica a plasmar violentamente la anatomía humana en movimiento en obras como los sepulcros de Inocencio VIII o Sixto IV, y Verrochio, autor muy técnico y elegante, en cuyo taller aprendió Da Vinci, y cuya obra más destacada puede ser el Monumento Colleoni.

El Sacrificio de Isaac que hizo Ghiberti Imagen en Wikimedia Commons de Richardfabi bajo CC	La Historia de José, también en las puertas del Baptisterio de Florencia Imagen en Wikimedia Commons de JoJan bajo Dominio Público
Detalle de la Cantoría de della Robbia Imagen en Wikipedia de Jastrow bajo CC	Monumento al Condottiero Colleoni, célebre escultura de Verrochio Imagen en Wikimedia Commons de G. dallorto bajo CC

CINQUECENTO

La personalidad y el genio creativo de Miguel Ángel marca toda la producción escultórica de esta época. Belleza y expresividad, idealismo y rebeldía son los conceptos básicos para entender su arte. Mientras los demás autores se expresan a través de un clasicismo frío, él llenará su obra de inconformismo y misticismo, abriendo el camino hacia el Manierismo. De sus primeros años son su Piedad del Vaticano, obra de gran recogimiento y serenidad, y su célebre David, un excelente desnudo realizado en Florencia con el que revalorizará el canon clásico y el colosalismo sin abandonar el retrato psicológico. Posteriormente en Roma se encarga de realizar el mausoleo del Papa Julio II, en el cual se halla el Moisés, otra de sus obras cumbres que nos impresiona por su terribilitá. Los sepulcros de Giuliano y Lorenzo en la Capilla de los Medici de Florencia destacan por su composición en forma serpentinata y por la postura reflexiva de las dos figuras principales, ambas sentadas sobre sus sarcófagos. Finalmente llegamos a una fase más íntima y desilusionada dentro de la vida de Miguel Ángel donde realizará obras tan desgarradoras como la Pietá Rondanini o la Pietá Palestrina.

Los demás escultores italianos del siglo XVI estarán muy por debajo del genio de la Toscana. Entre ellos podemos citar al también orfebre Cellini, autor de obras gran virtuosismo como su Perseo, o como el quizás demasiado revolucionario De Bolonia, del que podemos citar su Hermes.

El David de Miguel Ángel, una de las esculturas más famosas del mundo Imagen en Wikimedia Commons de David Gaya bajo CC	El famoso Moisés que forma parte la sepultura de Julio II Imagen en Wikimedia Commons de Jean-Christophe Benoist bajo CC
Esta desgarradora Pietá Palestrina la realizó Miguel Ángel en Florencia Imagen en Wikimedia Commons de Tetraktys bajo CC	Perseo, obra de Benvenuto Cellini Imagen en Wikimedia Commons de Dodo bajo CC