2.1. El Descubrimiento de América o El Encuentro de Dos Mundos

Américo Vespucio descubrió que las tierras encontradas pertenecían a un nuevo continente  Imagen en Wikimedia Commons de Fanghong bajo Dominio Público

Existe una gran controversia acerca de la utilización del término "descubrimiento" para designar la llegada de Cristóbal Colón a América. La historiografía tradicional suele considerar a los cuatro viajes que Colón realizó al Nuevo Mundo como el Descubrimiento de América, pero hoy en día existen voces que reniegan de tal catalogación. Hay autores que creen que lo correcto es que la utilización de "descubrimiento" se limite solamente al instante en el que las carabelas llegaron a Guanahaní el 12 de Octubre de 1492 y otros que optan por incluir dentro de esta etapa toda el proceso de conquista de América. También hay historiadores que atribuyen el término en cuestión a Américo Vespucio, ya que fue la primera persona que realmente se dio cuenta de que esas tierras pertenecían a un nuevo continente (Colón murió pensando que eran parte del continente asiático), mientras que muchos defienden que América fue descubierta ya previamente por otros pueblos como los vikingos, los siberianos o los polinesios. Finalmente nos encontramos con los que reniegan totalmente del uso de la palabra "descubrimiento" por considerarla eurocentrista y abogan por el uso por otros términos más respetuosos con el continente americano como el quizás más adecuado "encuentro de dos culturas" o incluso el de "invasión de America". Como veis, existe una gran diversidad de posturas respecto a este asunto. Sea como fuere que queramos llamarlo, nosotros vamos a dedicar este apartado únicamente a los cuatro viajes que Colón realizo a las Indias.

El 17 de abril de 1492 Cristóbal Colón y los Reyes Católicos firman las Capitulaciones de Santa Fe, por las que los reyes financian y autorizan la expedición marítima de Colón a las Indias navegando hacia occidente y se establece que el genovés sería el almirante, gobernante y virrey de todas las tierras que pudiera anexionar y poseedor del 10% de sus riquezas. El 3 de agosto de ese mismo año la expedición formada por las carabelas Pinta y Niña y la nao Santa María zarpa del puerto de Palos de la Frontera para dirigirse a las Islas Canarias, desde donde continuarán su exploración atlántica hasta que el 12 de octubre Rodrigo de Triana lance su famosa voz de "tierra a la vista" al descubrir la ensenada de Guanahaní, una isla del Caribe cuya localización exacta sigue sin estar clara. Desde allí se dirigen a Juana (Cuba) y a La Española (actual República Dominicana y Haití) y finalmente la expedición regresa a la Península en marzo de 1493. Colón marcha a Barcelona a informar a los Reyes Católicos de sus hallazgos.

En Septiembre de 1493 se inicia el segundo viaje, el cual se dedica sobre todo a asentar el dominio sobre La Española y buscar el camino que llevase a las Indias, por lo que se exploraron nuevas islas como Jamaica. En el Tercer Viaje ya se llega a Tierra firme, concretamente a la desembocadura del Orinoco, y en el Cuarto (1502), aún buscando la ruta que lo llevara a las Indias, se logra recorrer toda la costa centroamericana, llegando incluso a Venezuela y Colombia.

Nicolás de Ovando, gobernador de la Española Imagen en Wikipedia de Rbraunwa bajo CC

En las antillas, Colón no halló especias con las que comerciar y el oro que existía era bastante escaso, así que consideró que lo mejor que esas islas le podían ofrecer era abundante mano de obra esclavista. Sin embargo, los Reyes Católicos tenían miedo de que el Papa Alejandro les revocara la bula que le había otorgado el monopolio de estas tierras, por lo que rápidamente suspendieron el tráfico de esclavos y optaron por una labor evangelizadora en la zona. El desencuentro entre Colón y la Corona ya se había iniciado cuando el Almirante perdió parte de sus poderes tras ser arrestado por tráfico de perlas durante el Tercer Viaje. Este nuevo episodio unido a la Real Cédula que posteriormente promulgaría que toda persona libre de pleitos podría emigrar al Nuevo Mundo acabarían de raíz con casi todos los privilegios del genovés, al que también se le retiraría el compromiso de que él y sus descendientes serían los gobernantes y virreyes de todo lo descubierto, iniciándose así los llamados Pleitos colombinos. La situación era cada vez más compleja y Castilla será quien se encargue ahora de organizarla, para lo que son nombrados gobernadores de La Española primero Francisco de Bobadilla y después Nicolás de Ovando, quienes establecerán una actuación basada en la emigración castellana y el trabajo indígena.

El emigrante firmaba un contrato con el rey por el que se le daba la libertad de de colonizar cuanto deseara a cambio de entregar el 20% de los conquistado a la Corona y encargarse de costear la expedición y la evangelización de los indígenas. Desde 1503 además se pone en marcha el sistema de repartimientos, un sistema semiforzado de trabajo que se imponía a los indios, obligándolos normalmente a concentrarse en reducciones, unos poblados donde era más fácil controlarlos. 

Si embargo, este sistema descubriría muy pronto sus fallos. Los conquistadores empiezan a tejer redes de clientelaje entre ellos y la corona tiene cada vez menos control sobre sus actuaciones. Además la población indígena va disminuyendo drásticamente, quedando poquísimos antillanos ya a mediados del siglo XVII. Ante esto se vuelve a cambiar el modelo, se acelera la expansión por el continente para buscar nueva mano de obra y la iglesia empieza a denunciar los abusos sobre los indígenas, lo que aprovechará la monarquía para recortar el poder a los conquistadores a través de las Leyes de Burgos (1512), que abogan por el buen trato a los indios. Estas medidas provocaron un clima de gran malestar y desobediencia en los conquistadores, por lo que la situación se radicalizó tanto que finalmente el Cardenal Cisneros (había muerto ya Fernando) consideró que la única salida posible era olvidarse de las antillas y realizar un salto hacia delante concentrándose en la conquista del continente.

Mecano y Tiro de Gracia nos ofrecen dos puntos de vista totalmente diferentes del encuentro de los dos mundos