1.3. La adivinación y las supersticiones
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Miguel Ángel: Sibila Imagen en Wikimedia. Dominio público |
La creencia de los romanos en la adivinación se basa en el hecho de que ellos realmente confiaban en que los dioses querían comunicarse con los humanos y que lo hacían a través de señales y prodigios. El hombre debía saber interpretarlos para conocer la voluntad de los dioses. Para ello estaban los sacerdotes especializados, como eran los augures y los arúspices.
Otra forma de adivinación en Roma era la consulta de los Libros Sibilinos. Estos eran unos libros proféticos que, según la leyenda, la Sibila o profetisa de la ciudad de Cumas dio a uno de los antiguos reyes romanos. Estos libros se guardaban en el templo de Júpiter y solo se consultaban en momentos de crisis.
Los romanos creían también en la astrología y en la influencia de la posición de los astros en los acontecimientos de la vida.
En realidad, los límites entre la religión y la superstición a veces no estaban muy bien definidos en el mundo romano. Los romanos eran muy supersticiosos y su vida estaba llena de creencias en seres fantásticos o fuerzas negativas que había que ahuyentar mediante amuletos o talismanes.