2.1. Principios metodológicos

Los principios metodológicos para trabajar la flexibilidad son, fundamentalmente, los siguientes:

  • Calentar bien: el calentamiento previo, adecuado y suficiente, aumenta la temperatura y disminuye la viscosidad intramuscular.
  • Orden: es importante seguir un orden lógico en los ejercicios (de arriba abajo, o de abajo arriba, pero ordenadamente).
  • Seguridad: hay que controlar la velocidad e intensidad de realización de cada ejercicio o movimiento, con el fin de prevenir movimientos bruscos o exagerados que produzcan lesiones. Nunca dolor, sí tensión.
  • Conocer y controlar la correcta ejecución o postura de cada ejercicio o movimiento, y que la respiración sea correcta.
  • Asegurarse de que los ejercicios seleccionados producen los efectos deseados, actuando sobre los músculos y articulaciones sobre los que queremos incidir.
  • Evitar bromas si se trabaja por parejas, para no provocar lesiones, y prestar especial atención a los límites de movimiento de cada uno (la amplitud del movimiento la marca el ejecutante, no el colaborador, y las posiciones extremas se alcanzan y se abandonan lentamente), así como a que las posiciones y presas sean correctas, etc.
  • Evitar la rutina y la monotonía: es conveniente utilizar diferentes métodos o medios de entrenamiento para evitar la monotonía y contribuir a la mejora.
  • No realizar el trabajo de forma unilateral (solo lado derecho o izquierdo), ni olvidar ningún grupo muscular o articulación.
  • No es recomendable trabajarla con fatiga muscular.
  • Realizar un trabajo específico de flexibilidad independientemente del calentamiento.
  • Continuidad y regularidad o frecuencia, más que cantidad e intensidad.
  • Trabajarla diariamente al comienzo de la temporada deportiva (3 o 4 sesiones/ semana), reduciéndose a 1 o 2 sesiones una vez alcanzados los niveles deseados.

Importante

Las técnicas de movimientos forzadas o relajadas, sin rebotes, están más indicadas en articulaciones con grupos musculares muy fuertes, cuya flexibilidad se vea reducida por una falta de elasticidad muscular.

 

Las técnicas de movimientos libres, asistidos o resistidos, están más indicadas en aquellas articulaciones rodeadas por grupos musculares débiles y muy elongados, que no ofrezcan una adecuada estabilidad a la articulación.

En general, el entrenamiento de la flexibilidad evolucionará a lo largo de la temporada deportiva, de la flexibilidad general y los métodos estáticos, a la flexibilidad específica requerida por la modalidad deportiva practicada (relacionada con el tipo y velocidad de sus gestos técnicos) y los métodos dinámicos, aunque sin olvidar los estáticos.