1. Canciones y juegos infantiles
La palabra lírica procede de lira, y definía en Grecia a toda composición que se ejecutase acompañada de este instrumento. Pero no solo fue la lira el instrumento utilizado: las canciones podían incorporar también música de flauta, y algunos de percusión como crótalos o timbales. En todo caso, siempre este tipo de poesía iba acompañada de música, y muchas veces de danza.
La lírica popular griega debió ser rica y variada. Por supuesto, dado su carácter, poco podemos saber sobre ella, y mucho menos conservar composiciones completas. Pero los testimonios que tenemos sobre ella nos permiten deducir que existió desde antiguo y estuvo presente en toda ocasión en la vida cotidiana. En los textos de Homero se encuentran testimonios de la existencia de una lírica popular, oral: un peán que entonan los aqueos en honor de Apolo para que los libre de la peste que asola al campamento aqueo; trenos con ocasión de las exequias de los héroes; una escena de boda en la que se canta un epitalamio; un canto de cosecha... Cantos corales o individuales acompañados por un coro. La lírica en estos casos cumple una función ritual, no de entretenimiento. Las danzas son comunes también entre los dioses: se habla, por ejemplo, de los bailes de Ártemis y sus ninfas, con los que se compara el de Nausícaa con sus compañeras. Algunas de estas danzas eran miméticas, y los participantes representaban a personajes de todo tipo: dioses, ninfas, sátiros, héroes y heroínas, incluso animales. Hesíodo habla de los cantos de las Musas y en la cerámica hay también testimonios de cantos y de bailes.
La lírica literaria, lógicamente surgida de la popular, debió coexistir con ella y recrear sus formas y sus temas: hay numerosas estructuras, incluso contenidos propios del folclore en los epitalamios de Safo, las parodias de Aristófanes, algunos pasajes de Alceo, Arquíloco, Hiponacte, Eurípides y Teócrito. Conservamos, aunque sea de forma parcial, cantos religiosos, fórmulas rituales, plegarias, himnos; cantos de boda; canciones de aguinaldo; canciones de amor; cantos de danza; cantos de trabajo; canciones infantiles, cantos para festejar victorias, etc. Todos ellos son sencillos y breves; sus estructuras son simétricas, con anáforas, aliteraciones y paralelismos; muchas veces se omiten los verbos; hay abundancia de elementos expresivos, muchas veces afectivos. Rodas: la Canción de la Golondrina es la canción tradicional más antigua que conocemos. Una canción popular que los chicos cantaban de casa en casa en primavera, una versión antigua del “truco o trato”. Los chicos se disfrazaban de golondrinas, con vestiduras blancas por delante y negras por detrás.
La Canción de las flores era probablemente una danza imitativa en la que dos coros bailaban y cantaban frente a frente, quizá en una boda u otro tipo de celebración.
¿Dónde tengo las rosas, dónde las violetas, dónde el bello perejil?
Ahí están las rosas, ahí las violetas, ahí el bello perejil. En El juego de la mosca un niño con los ojos vendados, avanza diciendo:
χαλκήν μυῖαν θηράσω (cazaré la mosca de bronce)
Y los demás responden: θηράσεις, ἀλλ' οὐ λήψει. (cazarás, pero no la cogerás) Y lo azotan con tiras de papiro hasta que atrapa a uno. Sal, querido sol. ἔξεχ' ὦ φίλ' ἥλιε Cantaban los niños cuando estaba nublado... Tortitortuga es un juego de niñas. Una de ellas sentada es llamada tortuga y las otras corren a su alrededor preguntándole y recibiendo sus respuestas. Cuando recibiera la segunda respuesta, debía saltar sobre una de sus compañeras, que ocuparía su lugar.
Las canciones de agricultores, de remeros, etc. servían para marcar el ritmo del trabajo. Apenas conservamos más que los títulos de estas cancioncillas, pero es digna de mencionar la siguiente:
ἄλει μύλα ἄλει καὶ γὰρ Πιττακὸς ἄλει μεγάλας Μυτιλήνας βασιλεύων. Muele, molino, muele, pues que también Pítaco muele, el que es el rey de la gran Mitilene. ὢ τί πασχεις; Oh, ¿qué es lo que te pasa? No nos delatemos ambos, te lo ruego. Antes de que él llegue, levántate, no te vaya a causar una terrible desgracia a ti, y también a mí, la desdichada. Ya es de día. ¿No ves la luz por la ventana? La lírica popular, en cuanto expresión espontánea, como su mismo nombre nos indica, del pueblo, aparece prácticamente inmutable en contenidos: los chicos juegan igual, lo mismo se improvisa una canción de banquete, necesitamos un ritmillo que nos ayude a pedalear o teclear... En cuanto a la forma, igual es de simple: las canciones de corro, de pillar, de aguinaldo, son sencillas y rítmicas: no van a ser escritas, pasan de boca a boca y, cuanto más amplio es el recorrido, menor es la fidelidad al texto original. Como el juego del teléfono. |

Conocimiento previo
Este fragmento de canción era parte de un juego que es todavía muy común entre los niños y las niñas: τίς τήν χύτραν; -¿Quién el pote? -Hierve. -¿Quién en torno al pote? -Yo, Midas. Uno de los participantes la quedaba y los demás lo rodeaban, preguntando hasta llegar a la frase clave que era la señal para que todos salieran corriendo y el que la quedaba atrapaba a alguno de ellos, que la quedaba a su vez. Similar al "Tula" (abreviatura de "tú la quedas"): el chico o chica al que le tocaba quedarla se le decía: "tú la das, tú la llevas, dásela a quien tú quieras".
La literatura y el arte mencionan con frecuencia juguetes y juegos. Aristóteles habla de muñecos y las figuras de terracota muestran con frecuencia niños jugando a ephedrismos, una especie de caballito, y juegos parecidos se ven en la cerámica. Los arqueólogos también han encontrado pequeños juguetes. Sin embargo, aros y pelotas se hacían de madera u otros materiales fácilmente degradables y no conservamos ninguno de ellos. Juegos de los que tenemos noticia por fuentes literarias o artísticas no nos proporcionan información acerca de sus reglas. Por ejemplo, sabemos que se practicaba un juego similar al jockey por un relieve en la base de una escultura del período arcaico, pero no sabemos exactamente en qué consistía. Lo mismo ocurre con los juegos de mesa. |