La épica: Hesíodo y las Musas del Helicón

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2.º de Bachillerato

Griego II

Contenidos

La épica:

Hesíodo y las Musas del Helicón

Actividad de lectura

 Hesíodo acompañado de una musa observa el paisaje desde una roca observa el paisaje desde una roca

G. Moureau, Hesíodo y la Musa
Imagen en WikimediaDominio público

Pastos de Ascra 
Monte Helicón, Beocia 
ca. 720 a.n.e.

Nubes oscuras avanzan por el cielo como mansos rebaños: vienen de arriba, de la fuente del Caballo, y su sombra las sigue a ras de suelo deslizándose sobre los carrascos y los acebuches. Sentado en su zalea, bajo una encina, un pastor encorvado las mira pasar. Cuando era niño llegó aquí con sus padres desde Eolia, huyendo de la pobreza. Le llaman Hesíodo, y esta montaña lo ha hecho poeta.

Hesíodo tiene un hermano, Perses, que ha conseguido escatimarle la herencia de sus padres comprando con regalos la voluntad de los  que mandan y que hace años está dilapidando con la misma inconsciencia el fruto de ese sudor ajeno. Sin embargo, ni la codicia ni la prodigalidad de Perses han conseguido destruir en Hesíodo el afecto y el desvelo que desde niño siente por su hermano.

Aquí arriba, en el silencio y en la soledad de estos montes, Hesíodo ha aprendido de las Musas que el hombre no ha sido siempre tan infortunado como en ese tiempo en que el mundo está regido por el hierro. Hubo otros hombres, otros metales más blandos y más nobles, otros tiempos más dignos de nostalgia. Pero, a lo largo de los años, la inconsciencia y la guerra han ido rebajando la estirpe de los mortales hasta su deplorable estado actual.

Las diosas de la montaña saben decir mentiras idénticas a las verdades, pero saben también, si lo desean, revelar al desnudo de la verdad. Ellas, que enseñan la belleza y la armonía, le han revelado a Hesíodo el camino que conduce a los hombres a la única felicidad posible en la tierra. Se llama justicia, y es lo único que tienen para intentar una existencia feliz quienes han nacido en esta edad funesta. Ninguna otra esperanza puede haber para ellos que las conquistas de esa extraña fuerza que se trata de imponerse sobre el abuso y la desigualdad; ningún otro amparo que de esa violencia que hay que hacerse a uno mismo para obrar conforme a la verdad y dando a cada cual lo que merece. De ella vienen los bienes verdaderos, las sustanciosass bellotas de encina, la miel de la montaña, las ovejas que se encorvan bajo el peso de su lana. Y el día en que ella falte - el día en que no haya renuncia a favor de lo justo y no tenga valor la palabra, la verdad, la piedad ni la vida -, Aidó y Némesis levantarán el vuelo con sus blancos peplos hacia las cumbres de los inmortales, abandonando para siempre al hombre, y esta estirpe de vidas efímeras conocerá su fin.

Pastoreando su rebaño, bajando despacio de la fuente a la majada, estas razones discurre Hesíodo para su hermano Perses, para los poderosos que gobiernan estos tiempos sin héroes y para los humildes y oprimidos que aún no tienen consciencia de su dignidad. Afortunado aquel a quien las Musas aman y ponen en su boca dulce canto.

Pablo Olalla: Historia menor de Grecia

Este texto se refiere a Hesíodo (Ἡσίοδος), pastor y poeta, que vivió en Ascra (Beocia) a finales del siglo VIII a.C. Léelo con atención: verás que el autor habla de tiempos pasados mejores, en que los hombres debían ser más justos y vivir mejor; califica el presente como un tiempo "sin héroes", regido por el hierro; habla de humildes y oprimidos...

De las palabras de Hesíodo nos ocuparemos en este tema, pero, para terminar de comprender el texto, busca respuestas a estas dos preguntas:

  • ¿Por qué se llama a las Musas "diosas de la montaña?
  • ¿Quiénes son Aidó y Némesis?

 Cómo surgieron los dioses y el mundo visible e invisible según Hesíodo:

Teogonía
Vídeo de Meli San Martín en Youtube

Estos bellos textos están extractados de la Teogonía fueron escritos por un humilde pastor de Ascra hace ya casi dos mil ochocientos años.