2.3. La pintura de las dictaduras
«El arte alemán de las próximas décadas—escribió el ministro de Propaganda del Tercer Reich, Joseph Goebbels—será heroico, acerado, romántico; carecerá de sentimentalismo; será sobrio, rabiosamente nacional; será popular y unirá y obligará o no será tal arte». En las dictaduras—la soviética, la alemana, la italiana, aunque ésta en menor grado—el arte se puso claramente al servicio del poder político, y en el caso de la pintura es evidente. Sin embargo, antes debe ponerse de manifiesto que las dictaduras censurarán determinadas estéticas, calificándolas de burguesas (en el caso ruso) o de degeneradas (el caso alemán); es decir, que podemos observar en las dictaduras de entreguerras un doble movimiento:
- Censura de las corrientes estéticas que no «casaban» con la ideología dominante. Se prohibió a ciertos artistas y se destruyeron obras de artes por considerarlas indignas de un arte para el pueblo.
- Se favorecieron determinadas corrientes (realismo soviético, realismo heroico). El filósofo judeo-alemán Walter Benjamin definió este tipo de arte como monumental: cada obra debía ser un monumento o bien al espíritu del proletariado o bien al de la raza. Sin embargo, hay que hacer notar la excepción italiana en la que una vanguardia, el Futurismo, será parcialmente un arte «oficial».
En general, podemos decir que la pintura asociada a las dictaduras es de tipo popular; es decir, no sólo fácilmente inteligible por el pueblo, sino con un claro matiz intelectual, pues tanto los estados comunistas como los fascistas decían oponerse a las élites, que, aunque descritas de diferente manera, tenían en común el afán de un profundo cambio cultural. En este sentido, nosotros podemos apreciar que el arte en las dictaduras es marcadamente kistch, es decir, que en algún sentido pretendía que volviesen a tener validez estilos fuera de su contexto original, verdadero mal gusto.
Aunque parezca ridículo, fue Hitler el dirigente europeo que más se preocupó por el arte (son de sobra conocidos sus intentos pictóricos), quizás porque lo entendió como un vehículo privilegiado para la propagación de sus ideales nacionales y racistas. La pintura nazi (que, curiosamente, pudo haber sido de matriz expresionista, pues Goebbels valoraba mucho el Expresionismo, una vanguardia originalmente alemana) se caracteriza por su realismo simple: un dibujo perfilado en extremo que debía representar la grandeza del movimiento nazi. El pintor era considerado un demiurgo capaz de expresar la identidad del pueblo (nación). Pintura, por lo tanto, que insiste en lo nacional y en las características raciales ideales; podríamos decir que tenía cierto carácter «romántico». A medida que el sistema nazi se imponía puede apreciarse una creciente uniformación estética (no sólo en pintura, por supuesto). Un caso ejemplar es el de Sepp Hilz, que reflejó en sus cuadros «lo sagrado de la patria» (Heimat), las características raciales supuestamente arias… Curiosamente, tras el final de la guerra Hilz, como había sucedido con el nazismo con otros pintores, no sólo fue repudiado, sino que su arte fue censurado.
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Paisaje, Hans Thoma. Imagen de DIRECTMEDIA en Wikipedia. Licencia, Public Domain |
Paradójicamente—o quizás los extremos se tocan—, el arte patrocinado por la Unión Soviética guarda grandes parecidos con el arte favorecido por el nazismo. Es verdad que durante la primera etapa de la Revolución, hasta la muerte de Lenin, las vanguardias pudieron hacerse un hueco en el arte soviético, aunque cada vez más pequeño. Pero con la subida de Stalin al poder se impuso el realismo socialista, cuya finalidad parece estrictamente propagandística. Como en el caso del nazismo, la pintura se pone al servicio de la ideología: se rechaza todo lo que se entienda como burgués (con criterios no estéticos, sino políticos), se promoverá un arte sencillo, realista y popular… buscando la formación de una «nueva sociedad». Pintores como Aleksandr Deineka o, aunque sea posterior, Gueli Kórzhev son ejemplos del realismo socialista centrado en subrayar las virtudes del pueblo y de la revolución.
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La defensa de Petrogrado, Aleksandr Deineka. |

Importante
- En esta época el arte se puso al servicio del poder político.
- En las dictaduras se observa una doble tendencia: censuran ciertas corrientes estéticas e impulsan otras.
- En general, el arte de las dictaduras es popular y Kitsch.
- La pintura nazi se caracteriza por su realismo simple,dibujo perfilado...
- El arte de la Unión Soviética tiene grandes parecidos. Se rechaza todo lo burgués y destaca la obra de Aleksandr Deineka

Reflexión
Señala algunas diferencias entre el arte de la dictadura alemana y la rusa.