3.2. La arquitectura mira al cielo: La Escuela de Chicago
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Home Insurance Building. La Baron Jenney. Chhicago. 1884 Imagen en Wikipedia. Dominio público |
Pero en América todo era más fácil. Lo que en Europa era una revolución industrial, cultural o social, en EE. UU formaba parte, en realidad, del inicio. No había viejas estructuras que destruir, ni existía una tradición estética o constructiva que influyera en los nuevos idearios. Por lo tanto, no había “taras” para la nueva creación y, como bien sabes, empezar desde cero es más sencillo.
A esto hay que sumarle ese sentido práctico que, desde el inicio de su propia historia, está tan arraigado en la sociedad americana. El pragmatismo lo inunda todo, algo que va a hacer que los diseños urbanos y arquitectónicos de sus nuevas ciudades tengan un carácter completamente diferente al de las ciudades de la, a partir de ahora ya sí, vieja Europa.
Las ciudades americanas, desde este momento, miran hacia el futuro, no tienen por qué mirar atrás para ver qué o cómo se hacían las cosas antes, con lo cual el paso más importante ya está dado, ya que no hay discusiones sobre la conveniencia de mantener un pasado que no existe.
En este sentido, Chicago aparece como el gran campo de pruebas gracias a una desgracia: el incendio que asoló a la ciudad del estado de Illinois allá por el año 1871. La vieja ciudad está destruida y hay que hacer una nueva. ¿Para qué basarse en lenguajes anticuados que impiden un crecimiento lógico? La civilización moderna va a tener aquí un lugar donde explotar libremente.
La primera decisión que se toma es usar cualquier novedad técnica que implicara un favor estructural. De ahí que no solo el hierro, sino también el cemento y el vidrio se convirtieran en elementos clave para este tipo de construcciones.
La segunda es poner por delante lo funcional. La estética, lo bello, lo armonioso, son cuestiones quizá importantes, pero siempre secundarias, ya que lo que prima es que el edificio se adapte bien a su función o uso y a las posibilidades existentes.
En este sentido, enlazamos con la tercera cuestión: aprovechamiento del espacio… pero en vertical. Seguían siendo necesarias grandes construcciones, de superficie amplia, pero en una ciudad tan viva y que tanto crecía, no había suelo para todos, lo que obliga a buscar una solución, que no es otra que la de crecer hacia arriba. Los nuevos materiales y los nuevos sistemas constructivos permiten audacias técnicas difícilmente planteables hasta entonces. En Chicago, sin embargo, comienzan a desarrollarse los primeros “rascacielos”, de más de diez plantas. Sí la Torre Eiffel le supera mucho en altura, pero esta no era más que un elemento decorativo y, en origen, efímero. Aquí hablamos de edificios que han de ser habitados y que tienen un uso muy marcado.
La última decisión de la que vamos a hablar aquí (ya tendrás tiempo, cuando lleguemos a Chicago, de observar más características) es la de abandonar el lenguaje decorativo tradicional que imperaba en Europa. Es curioso, pero todos los arquitectos de esta escuela, en un momento y otro, marchan a París, a lo que era el centro arquitectónico y artístico mundial. Muchos vuelven abominando ese lenguaje tan arcaico y sin sentido para ellos como es el eclecticismo. Sí, podemos mirar atrás en detalles decorativos, se pueden plantear símbolos o bellos recuerdos, pero la idea de lo funcional y su adaptación al medio y a la realidad del momento son innegociables. Años tardará Europa en asumir esta idea, eso sí, cuándo lo haga, triunfará un modelo conocido como “racionalismo”, del cual ya verás las escasas conexiones con el pasado que tiene.
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Reliance Building. Chicago. Burnham & Root. 1895. Imagen de J. Croker en Wikipedia. © J. Crocker, permiso con atribución |
AUDITORIO SULLIVAN Y ADLER
Este edificio construido en torno a 1889 muestra una mole de 9 plantas en la que las nuevas técnicas y el nuevo ideario se mezclan con cierto saber ecléctico, heredado del gusto europeo por el pasado. De ahí que las dos primeras plantas aparezcan con un potente almohadillado. De ahí también, la a aparición de una sucesión de arcos abocinados en la sexta, y de ahí, por último, la cornisa bastante volada y decorada con molduras que rematan el edificio.
Todo esto encuadrado en un potente edificio de planta rectangular, tremendamente funcional en el que los nuevos materiales son las auténticas estrellas.
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Auditorio de Chicago. Sullivan y Adler. imagen en Wikipedia. Dominio público |
ALMACENES CARLSON. SULLIVAN
Este edificio ante el que estamos, muestra un aspecto mucho más, digamos, contemporáneo. Ha desaparecido cualquier rastro de lenguaje pasado y, a pesar de ser del mismo año que el Auditorium, lo cierto es que la imagen que proyecta es de mucha más modernidad.
El edificio tiene 10 pisos y una actitud horizontal tremendamente clara, que queda aún más remarcada gracias a las ventanas apaisadas (se conocen en arquitectura como “ventanas Escuela de Chicago”) y al remarcamiento de las líneas horizontales (las que se generan entre dichas ventanas).
La imagen global del edificio muestra la victoria definitiva del vidrio, del vano, del acero y del hormigón en la arquitectura y, como decíamos antes, la desaparición definitiva de cualquier rasgo del pasado europeo.
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Almacenes Carson. Fotografía de Beyond my Ken en Wikipedia. Lic. GNU |

Importante
El incendio que asola Chicago en 1871 obliga a la ciudad de Illinois a reinventarse y para eso, nada mejor que usar los nuevos materiales: hierro, cemento y cristal.
Pragmatismo, nuevos materiales, construcción en vertical para aprovechar el escaso espacio urbano en una ciudad cada vez más pujante... son algunas de las características básicas de este tipo de arquitectura que tiene a Sullivan y a Adler entre dos de sus mejores ejemplos.
Construcciones como los Almacenes Carson o el Auditorio de Chicago demuestran ese acercamiento a lo funcional a la vez que se abandonan los esquemas constructivos clásicos. Eso sí, sobre todo en una primera fase es habitual encontrar rescoldos de ese pasado artístico, sobre todo en lo decorativo (almohadillados, motivos florales, alternancia de vanos...).

Curiosidad
Ya has leído que un suceso fue determinante para que Chicago se convirtiera en el motor arquitectónico de los EE.UU de finales del XIX y, con ello, casi del mundo occidental: el famoso incendio del 10 de octubre de 1871. Durante unos años se culpó a una vaca del inicio del incendio. Sí, de una vaca que le dio una patada a una lámpara que tenía en su establo, desde donde se expandió el incendio por toda la ciudad. Una ciudad ya anticuada, desordenada urbanísticamente y en el que la madera era elemento constructivo por excelencia. La noticia no era cierta. Fue un invento de un periodista local para "iluminar" su noticia, que trajo por la calle de la amargura a la propietaria de la vaca, la señora O'Leary's. Sea como sea, el incendio permitió convertir a Chicago en un motor económico (ya lo era) y arquitectónico del momento.
Aquí te dejamos a la periodista de la Cadenar SER, Nieves Concostrina, contándote la historia tal y como fue. Merece la pena que le dediques un rato, verás que es muy divertido.
El gran incendio de Chicago. Vídeo de Prueba Cadena SER alojado en Youtube |

Pregunta Verdadero-Falso
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Es falso, claro. Tanto el cemento como el ladrillo llevaban siglos usándose. Fueron el hierro, el hormigón y el vidrio
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No, claro. Lo que se decidió fue construir en altura, apareciendo así los primeros rascacielos (apenas 10 o 12 plantas, pero muy superiores a lo conocido en la época).
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Falso
El primero sí pero el segundo no. Paxton fue uno de los grandes arquitectos del eclecticismo británico, como viste en apartados anteriores.