3.2. Velázquez
Este vídeo te ayudará a conocer mejor la vida y la obra de uno de los pintores más importantes de la Historia del Arte universal |
Diego de Silva Velázquez nació en Sevilla en junio de 1599. De madre sevillana y padre portugués, con 10 años ingresó en el taller de Herrera el Viejo, aunque solo un año más tarde pasaría al de Pacheco, un conocido pintor de la época, con cuya hija Juana se casaría Velázquez en 1618.
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Autorretrato de Velázquez en Las Meninas |
En 1622 marcha a Madrid con la intención de introducirse como pintor de la Corte, cosa que logrará tras algún intento fallido, cuando, gracias a la mediación del Conde-Duque de Olivares, logró retratar al rey Felipe III, quien rápidamente le nombró pintor real. En la capital fue progresivamente mejorando su estatus, acumulando cargos y empapándose de las colecciones reales de pintura, a través de las cuales conoció mejor la obra de la escuela veneciana, el Greco o los pintores flamencos. Por consejo de Rubens, al que conoce en 1628, marchó una temporada a Italia, donde conoció de primera mano los principales centros artísticos del país transalpino, al que volvería dos décadas más tarde por orden del rey para adquirir obras para la decoración del Palacio del Buen Retiro de Madrid. A su regreso será nombrado aposentador mayor de palacio, el más alto cargo que podía detentar un funcionario y en 1658 fue nombrado caballero de la Orden de Santiago, aunque finalmente le fue retirada tal dignidad por no gustar sus tendencias liberales en determinados círculos de la Corte. En 1660, tras una corta enfermedad, Velázquez muere siendo llorado incluso por el rey Felipe IV. Fue enterrado con honores de caballero de Santiago.
Velázquez fue un pintor con una gran formación intelectual que, por su afán perfeccionista, nunca descuidó. Prueba de ello la tenemos en las constantes rectificaciones y arrepentimientos de sus obras. Estudia cuidadosamente todas sus composiciones, que irán evolucionando desde las actitudes forzadas y la yuxtaposición de personajes en sus inicios al movimiento y las elaboradas composiciones de su madurez. Sus dos grandes preocupaciones fueron el realismo y la luz. Es un realismo que no se recrea en el dramatismo como otros, sino lleno de humanidad. Hasta cuando retrata seres deformes dota a sus figuras de una gran dignidad. Respecto a la luz, basta con decir que dedicó toda su vida a estudiarla. El tenebrismo artificial y amarillento de su etapa sevillana será paulatinamente sustituido por una luz que no solo ilumina, sino que permite ver hasta el aire que se interpone entre ella y el objeto. Lo hace disminuyendo la precisión a través de una pincelada casi impresionista y aclarando la paleta de colores.
- Etapa Sevillana
Mediante las enseñanzas de Pacheco, Velázquez ofrecerá en su etapa inicial una dirección encaminada a plasmar las directrices de su maestro. El realismo y tenebrismo de esta etapa inicial coincide con las tendencias renovadoras de la pintura italiana del siglo XVI. Su técnica del dibujo es impecable y dedicará sus primeros esfuerzos a satisfacer encargos religiosos con obras como Inmaculadas, la Adoración de los Reyes o bodegones en los que suele introducir siempre algún mensaje cristiano.
Su primera gran obra es Vieja friendo huevos, de 1618, que, pese a que su perspectiva está algo falsificada para poder verse mejor los utensilios, ya deja clara la tremenda destreza de Velázquez con el pincel. De un año después es el Aguador de Sevilla, una alegoría de las tres edades donde ya van de la mano la calidad técnica y descriptiva. De esta época será también el Cristo en casa de Marta y María, cuyo tenebrismo asombra, más aún cuando se sabe que el autor no conocía la obra de Caravaggio.
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Vieja friendo huevos Imagen en Wikimedia Commons de Dcoetzee bajo Dominio Público |
El aguador de Sevilla Imagen en Wikimedia Commons de Dcoetzee bajo Dominio Público |
- Etapa Madrileña
Velázquez llega a Madrid y se convierte en el pintor real de Felipe III, por lo que su carrera debía centrarse principalmente en retratar al monarca y toda su familia. En la corte dominaba un tipo de retrato áulico bastante austero y majestuoso al que el pintor sevillano se adaptó sin problema, aunque dotando a sus personajes de una tactilidad casi escultórica y una carga psicológica no acostumbrada en la Corte. Sin llegar a la idealización, Velázquez siempre procura resaltar las cualidades más nobles de sus retratados. Los personajes más retratados por él serán tanto el rey como el Conde-duque de Olivares, a los que suele plasmar sin accesorios y aislados pero con una asombrosa expresión de dominio. También es muy destacable de estos años el Retrato del infante Don Carlos. Poco tiempo le quedó a Velázquez para pintar algo que no fueran retratos en estos años. Uno muy notable fue El triunfo de Baco, también conocido como Los borrachos, un cuadro de temática mitológica pero lleno de ironía.
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Retrato del Infante Don Carlos Imagen en Wikimedia Commons de The Yorck Project bajo Dominio Público |
El triunfo de Baco (Los borrachos) Imagen en Wikimedia Commons de The Yorck Project bajo Dominio Público |
Cuando marcha por primera vez a Italia, Velázquez aprovechará para pintar obras como La Fragua de Vulcano, donde ya se ve el cambio en la utilización de la luz (lo impregna todo) y que destaca por la perfecta captación del instante y la maestría de los desnudos. A su vuelta a la capital, inicia una larga y fructífera etapa donde alternará la realización de pinturas religiosas como el Cristo en la Cruz o San Antonio Abad y San Pablo Ermitaño, con la decoración del nuevo palacio del Buen Retiro, al que aportó con algunas de sus obras más notables, como La rendición de Breda (1634), grandiosa pintura donde el autor es capaz de expresar la caballerosidad del vencedor dentro de un ambiente de gran profundidad y transparencia. También para este palacio pinta varios retratos de la familia real, entre los que podemos citar los retratos ecuestres de Felipe IV y del príncipe Baltasar Carlos, cuadros de pincelada casi impresionista y en los que Velázquez se nos muestra también como un excelente paisajista.
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La Fragua de Vulcano Imagen en Wikimedia Commons de Luestling bajo Dominio Público |
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La Rendición de Breda o Las lanzas Imagen en Wikimedia Commons de Kjetil r bajo Dominio Público |
A partir de ahora, la pincelada del sevillano será cada vez más fluida, lo que intervendrá decisivamente en su nueva forma de captar el aire y la luz, que se advierte ya en el Retrato del Conde duque de Olivares, un cuadro halagador del que sin duda lo más destacable es ese paisaje lleno de verdes y grises. Es esta la fase en la que también se dedica a pintar una serie de obras con enanos y bufones que residían en la corte como protagonistas. Estos personajes serán tratados no de manera cómica, sino que son capaces de transmitir una gran dignidad y simpatía. El niño de Vallecas es un buen ejemplo. Velázquez otorgaba mucha importancia a mostrar los rasgos psicológicos de quien era retratado por él y lo mismo llenaba de bondad a un enano que reflejaba el carácter quisquilloso del Papa Inocencio X, una de las obras que realizó en su segundo viaje a Italia, posiblemente como la Venus del Espejo, uno de los poquísimos desnudos de la España del XVII.
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El Papa Inocencio X Imagen en Wikimedia Commons de Fanghong bajo Dominio Público |
La Venus del Espejo Imagen en Wikimedia Commons de Luestling bajo Dominio Público |
La etapa final de la vida de Velázquez viene marcada por la ejecución de la que quizás sean sus dos obras más sobresalientes: Las Meninas y Las Hilanderas. Las Meninas o Familia de Felipe IV data de 1656 y es un híbrido de pintura de género y de retrato, lo que por sí solo ya constituye algo sin precedentes. Capta el instante en el que la infanta Margarita llega con su séquito a la estancia del Alcázar donde Velázquez está pintando al rey y la reina. El espectador ocupa el sitio donde debieron estar los reyes, cuya presencia se observa a través de un espejo, mientras que el pintor se representa a sí mismo en el acto de pintar el acto que estamos viendo. Se trata de una composición solo al alcance de un genio como Velázquez, quien derrocha todos los recursos de su arte en la elaboración de esta obra maestra. En cuanto a Las Hilanderas o Fábula de Aracne, llama la atención que la escena de mayor importancia narrativa suceda en un segundo plano y asombra enormemente el avance en las posibilidades del método óptico, al ser capaz de representar la materia hilada y el movimiento de la rueca con una gran verosimilitud y realismo. La escena narra el momento en que Minerva debe admitir que el tapiz tejido por Aracne es más bello que el suyo. Se trata, por tanto de una pintura de tema mitológico.
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Imagen en Wikimedia Commons de Mangostar bajo Dominio Público
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Imagen en Wikimedia Commons de Erzalibillas bajo Dominio Público |

AV - Actividad de Espacios en Blanco

Importante
Velázquez es uno de los más grandes pintores del arte universal. Nació en Sevilla en 1599 y se formó en el taller de Pacheco. A los 23 años marcha a Madrid y se convierte en pintor de Felipe III desarrollando en la corte casi toda su carrera y convirtiéndose en un personaje muy influyente dentro de la misma. En su constante formación como pintor jugó un papel muy importante la posibilidad de acceder las colecciones reales de pintura y sus viajes a Italia.
Su pintura está marcada por la búsqueda de un realismo nada dramático y lleno de dignidad, y por el tratamiento de la luz, cuyos efectos logra captar con total verosimilitud. Su carrera normalmente se divide en dos etapas:
- Etapa sevillana. Sigue las directrices de Pacheco. Ya muestra una gran destreza. El uso de la luz es bastante tenebrista y aún tiene problemas en la composición espacial de algunas obras. Destacan Vieja friendo huevos o El aguador de Sevilla.
- Etapa Madrileña. Mejora muchísimo en la composición y en la captación de la luz. Pinta muchos retratos y aprovecha sus viajes a Italia para mejorar su formación. Produce infinidad de obras maestras, tales como La rendición de Breda, Las meninas o Las Hilanderas.

Ejemplo o ejercicio resuelto
Observa atentamente este vídeo y responde a las siguientes cuestiones:
- ¿En qué año fue pintada Las Meninas?
- ¿En qué estancia se desarrolla la escena?
- ¿Quién definió a esta obra como "La Teología de la Pintura"?
- ¿Cuál es el nombre de la reina de España que aparece en el cuadro?