2.1. Neoexpresionismo y Transvanguardia

El Neoexpresionismo alemán.

Supone la mayor aportación artística de Alemania tras el grave conflicto de la Segunda Guerra Mundial. Una serie de artistas que fueron alumnos del gran Joseph Beuys se atrevieron a tratar la reciente y sombría historia de Alemania a través de un retorno a la figuración con cuados de gran formato que cumplen una serie de características:

• Tratamiento violento, descarnado y primitivo de las figuras, con pincelada gestual y rápida que crea formas esquemáticas muy expresivas.
• Uso de colores primarios, muy contrastados, donde predominan los rojos, azules y negros.
• Fusión de tendencias anteriores como el Expresionismo, Surrealismo, Dadaísmo, Futurismo y recuperación de grandes maestros del gótico y el renacimiento como El Bosco, Rembrandt, Van Gogh o Pieter Brueghel.
• Pintura densa y empastada, donde el óleo y el acrílico se mezcla con arena, yeso, plomo, alquitrán y paja.

Obra de Georg Baselitz Imagen de L. Lacunza en Pinterest bajo Licencia CC	Anselm Kiefer, Interior, 1981 Imagen de U. Makwana en Pinterest bajo Licencia CC

Uno de los artistas más relevantes del neoexpresionismo es Georg Baselitz, conocido como el pintor de los cuadros al revés, pues a partir de finales de los setenta comienza sus Upside Down Paintings, cuadros en donde las figuras están construidas al revés. Con esto Baselitz quiere destruir el sentido convencional de las imágenes y presentar una nueva realidad invertida, tal y como se encontraba su país tras el nazismo y la posterior fragmentación de Alemania en dos estados. Las figuras grotescas, esquemáticas, salvajes se podría decir, el color negro y el fuerte dramatismo serán una constante en su obra. Baselitz afirmó: … Qué los cuadros atraviesen la garganta, que se claven en los ojos, que atenacen los corazones.

La otra gran figura del neoexpresionismo es Anselm Kiefer, autor de enormes lienzos que destacan por la carga matérica de la pintura, que mezcla con los más diversos materiales como arena, plomo y ramas de árboles. Con una temática simbólica que ahonda en la mitología alemana y el nazismo,  en sus obras mezcla cuidadas perspectivas, símbolos alemanes, textos y una peculiar pincelada pastosa que aporta una gran riqueza textural.  

Imprescindible es también la obra del inclasificable artista Gerhard Richter, el Picasso del siglo XXI como lo calificó el periódico The Guardian, o El pintor más importante de Europa, según The New York Times. Con una dilatada obra en donde no faltan duras  críticas a la historia reciente de Alemania, sufriendo en primera persona las atrocidades de la guerra, su estilo durante las décadas neoexpresionistas se caracteriza por un difuminado de varias zonas de los cuadros conseguido al frotar la pintura aun fresca con espátulas o pinceles.  

Estados Unidos

Ya sabes que las etiquetas sirven de poco en estas últimas décadas del siglo XX. Pero si hay que llamar de alguna forma a la pintura que se hizo en esos años en Norteamérica, podemos decir que sí, que también hubo neoexpresionismo y una serie de artistas que mezclaron la herencia recibida del informalismo, el expresionismo abstracto de Rothko, la pintura gestual de Pollock y el arte Pop de la sociedad de consumo en una nueva figuración con tintes primitivos, que salvajemente critican la realidad actual y realizan una personal obra donde llama la atención el eclecticismo de las técnicas: óleo, acrílico, serigrafía, collage y hasta grafiti.

La primera gran figura de esta nueva corriente es Jean-Michel Basquiat (1960-1988), pintor maldito con una breve pero intensa trayectoria que lo catapultó como el artista afroamericano más importante del siglo XX. De origen humilde, Basquiat comenzó a realizar grafitis en vagones de tren y edificios abandonados del SoHo de Nueva York a la vez que abandonó a su familia para vivir en las calles de la Gran Manzana vendiendo postales. Una de estas postales fue a parar a manos de Andy Warhol quien en seguida lo apadrinó, comenzando así una de las trayectorias artísticas más fulminantes de toda la historia del arte. En sus obras se mezclan los motivos de sus raíces africanas y centroamericanas con símbolos de la cultura popular, en donde no faltan las calaveras, los esqueletos y las máscaras como si sus cuadros fueran enormes tótems o murales para una ritual vudú. Colaborador de Warhol, amante de Madonna y mundialmente conocido, Basquiat murió con apenas veintiocho años de una sobredosis de heroína, solo un año más tarde  que su mentor. 

Amigo de Basquiat, la obra de Julian Schnabel se caracteriza por su descomunal formato y la mezcla de materiales y técnicas: resina, óleo, collage y acrílico sobre los más diversos soportes como lienzo, telas viejas, terciopelo, cartón o láminas de poliéster. En los ochenta Schnabel saltó a la fama con sus plate paintings o cuadros realizados con trozos de platos de porcelana rotos, según el propio artista esto fue un descubrimiento tras visitar el Parque Güell de Gaudí y quedar profundamente impresionado por los efectos que causaban sus mosaicos vidriados. Schanbel también es el autor de una personal filmografía premiada internacionalmente, que comenzó con una película sobre la vida de su amigo Basquiat, y ha continuado con títulos como Antes  que anochezca y La escafandra y la mariposa.  

Terminamos nuestro apasionante recorrido por el agitado Nueva York de los años ochenta con otro gran genio de la cultura popular, el Miguel Ángel del grafiti como se la ha denominado, el polifacético artista Keith Haring. Tras formarse en la misma universidad que Warhol, se traslada finales de los setenta a Nueva York donde comienza a realizar grafitis con rotulador en los anuncios del metro de la ciudad. Y de ahí a ocupar grandes muros con ese estilo tan característico: sencillas figuras delimitadas por grandes y continuos trazos con colores puros como si fueran dibujos animados. Aunque tras esa apariencia infantil se esconde una gran denuncia social, convirtiéndose Haring en un gran activista social a favor de las minorías étnicas, las clases sociales más desfavorecidas y el colectivo gay.

Una obra característica de Keith Haring Imagen de Júlia en Pinterest bajo Licencia CC

Al igual que su admirado Warhol, Haring utilizó un gran número de técnicas y soportes, desde las paredes de cualquier rincón de Nueva York, pasando por un trozo del muro de Berlín, enormes lienzos y hasta serigrafías sobre camisetas, el universo de Haring plagado de hombrecillos, perros, platillos volantes y teléfonos supone una de las mayores aportaciones artísticas del siglo XX y un logro en democratizar la cultura y hacerla accesible al gran público, pues según sus propias palabras:   … El público es ignorado por la mayor parte de los artistas. El público necesita arte. Y es una responsabilidad para todo aquel que se proclama artista el comprender que el público tiene necesidad de arte y no limitarse a hacer un arte burgués para unos pocos privilegiados ignorando a las masas. El arte es para todo el mundo.

Como imaginamos que te has quedado con ganas de más, en este enlace puedes acceder a su página oficial y disfrutar con más obras de este genial artista. 

La Transvanguardia italiana

La que fuera cuna de todo el arte occidental y centro artístico mundial durante los siglos XV,XVI y XVII resurge con fuerza en el panorama artístico contemporáneo gracias a una serie de artistas que de manera similar a los neoexpresionistas alemanes, reivindican una vuelta a la pintura tradicional tras varias décadas de arte conceptual. Estos artistas, si bien poseen un estilo característico e individual sí que comparten varios principios comunes: vuelta a las técnicas tradicionales de óleo y acrílico, la figuración que preside cualquier obra de arte, subjetividad e individualismo, reivindicación del trabajo manual y el estilo de cada artista, grandes formatos, inspiración en las vanguardias artísticas especialmente el surrealismo así como una reinterpretación actual de los grandes genios del Renacimiento y del Barroco en una suerte de genial eclecticismo.

Sandro Chia es quizás el artista que más se inspira en los grandes genios del pasado retomando las series mitológicas de la antigüedad, con una obra donde predominan los trazos gestuales, colores brillantes y veladuras que compiten con otras partes más empastadas. Francesco Clemente se centra en el cuerpo humano, al que deforma, exagera y contrapone con otras partes más abstractas. Además de grandes formatos, Clemente también utiliza otros formatos como el papel, en donde mezcla las técnicas del grabado con las pictóricas. Enzo Cucchi es el más expresionista del grupo, con unos cuadros que nos recuerdan a los de Munch o Ensor, con especial predilección por los tonos rojos y negros. Nicola Da Maria es el más abstracto de todos, con unas obras a medio camino entre la pintura y la instalación.