2.3. La arquitectura comunista
Durante las primeras décadas del siglo XX Rusia vive su periodo histórico más convulso, pues acaba de forma violenta con la monarquía absolutista de los zares e instaura un nuevo orden social y económico que transformará para siempre no solo al país más extenso del mundo sino a buena parte de Europa: el Comunismo. Tras su implantación en 1917, el Comunismo se enfrenta a la necesidad de transformar un país eminentemente agrario con una población analfabeta en una potencia industrial, y para ello debe crear escuelas, medios de transporte, fábricas y viviendas dignas. La respuesta cultural a todo este movimiento de modernización del nuevo estado soviético fue el Constructivismo, movimiento de vanguardia típicamente ruso influenciado en su origen por el Cubismo, la Abstracción y el Futurismo.
A grandes rasgos, el Constructivismo tiene muchos paralelismos con el Racionalismo arquitectónico y la Bauhaus alemana: eliminación de la ornamentación, líneas rectas y formas sencillas, importancia de la industria, la mecánica y la técnica, y por supuesto, funcionalidad. Su rasgo más distintivo será que la obra de arte sea una construcción más, que se construya y sirva para la gente. El punto de partida de la arquitectura comunista lo encontramos en el proyecto de Vladimir Tatlin para el Monumento a la Tercera Internacional Comunista de San Petersburgo en 1919, conocida como la Torre Tatlin.
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Maqueta de la Torre Tatlin, 1919 Imagen en Wikipedia de Dominio púiblico |
El Lissitzky, fotomontaje de 1925 Imagen en Wikipedia de Dominio público |
Se trata de una torre de 400 metros de altura con una estructura en espiral realizada en hierro y acero y con una inclinación similar al del eje de la Tierra. En el interior de la torre se alojan cuatro grandes estructuras de vidrio con las formas de un cubo, una pirámide, un cilindro y una semiesfera, que rotarían a diferentes velocidades. La torre alojaría además de la sede del partido comunista, viviendas, oficinas y restaurantes. Ya solo contemplar la maqueta de este proyecto produce un gran asombro.
La otra figura clave del Constructivismo es el pintor El Lissitzky, quien además de ilustrar las ideas constructivistas con su carteles y diseños gráficos, ideó grandes estructuras urbanas realizadas en cemento, acero y cristal.
La arquitectura comunista realizada durante el periodo de entreguerras se conoce como Clasicismo Comunista o Arquitectura Estalinista, y comprende los años de mandato de Stalin al frente de la Unión Soviética, entre 1933 y 1955. Durante estos años se acometen en Moscú grandes obras de remodelación urbanística y colosales edificios que pretendían ensalzar los logros conseguidos por el comunismo. Se trata pues de una arquitectura propagandística al servicio del estado para transmitir al pueblo que el comunismo funcionaba y era bueno para los ciudadanos. Es curiosa la historia: aquellos revolucionarios que acabaron con el régimen totalitario de los zares y que se burlaban de su pomposa arquitectura neoclásica que convirtió a la ciudad de San Petersburgo en la Venecia del Norte, fueron los mismos que apenas quince años después construyen edificios aun más colosales y costosos en la nueva Moscú.
La arquitectura comunista tiene como características principales la monumentalidad, volúmenes rectangulares simples, la mezcla de estilos renacentistas, góticos y neoclásicos en una nueva interpretación siguiendo los modelos americanos y racionalistas de la Bauhaus, y la decoración a base de símbolos comunistas que continúa la estética art déco. Para la estructura de estos enormes edificios se usan el acero, bloques prefabricados de hormigón y paredes de mampostería a base de ladrillo. Las ventanas son algo más pequeñas que las de la nueva arquitectura americana, lo que deja más espacio a la decoración a base de estuco, pórticos rectangulares sujetados por columnas y balcones principales profusamente decorados.
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Torre Shújov |
Maqueta en 3D del Palacio de los Soviets Imagen de IIya IIusenko en Wikimedia de Dominio público |
Universidad Estatal de Moscú Imagen de A. Konovalenko en Wikipedia. Licencia CC |
De entre las primeras construcciones de este clasicismo comunista cabe destacar la Torre Shújov, de 1922, construida en acero y que con sus ciento sesenta metros de altura fue el símbolo de la radio y la televisión soviéticas durante décadas; el Edificio Tsentrosoyuz, obra de Le Corbusier, gran edificio de oficinas construido en 1937 que sigue los parámetros de todos sus edificios: estructura sobre pilares coronada por grandes terrazas y enormes ventanales; el Hotel Moskvá y el proyecto para el Palacio de los Soviets, descomunal edificio que pretendía ser el más alto del mundo, desbancando al neoyorkino Empire State pero que no pasó de ser una maqueta pues su desorbitado precio y la llegada de la Segunda Guerra Mundial frustrarían su construcción.
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Ministerio de Asuntos Exteriores, Moscú |
Metro de Moscú |
Para modernizar la capital y construir el nuevo Moscú se diseña un plan integral en 1935 conocido como Plan Moscú: amplias avenidas rectas de entre treinta y cinco y cuarenta metros de ancho, como atestiguan las avenidas Tverskaia y Gorki y la plaza Ojotni Riad, se levantan edificios de al menos seis plantas, se construye el Canal de Moscú de ciento veintiocho kilómetros que unía los ríos Moskvá y el Volga, se inician las obras del metro, y se construyen edificios de apartamentos comunales conocidos como los jruschovka en honor al arquitecto pionero en este tipo de edificios, Jruschov. En estos enormes bloques de pisos destacaban la mala calidad de los materiales y las pésimas condiciones de vida de su interior. A modo de ejemplo, lo normal es que hubiera un cuarto de baño por cada diez apartamentos. Pero las construcciones más relevantes de la arquitectura comunista serán una serie de rascacielos en la capital rusa conocidos como las Siete Hermanas, entre los que se encuentran el Hotel Ukrania, el Ministerio de Asuntos Exteriores y la Universidad Estatal de Moscú, en donde se mezclan varios estilos como el neoclásico, el Art Déco o los nuevos conceptos racionalistas. Con una altura similar a la de los rascacielos americanos, entre estas torres estaba previsto el Palacio de los Soviets, que nunca llegó a construirse, y los demás edificios tuvieron que esperar al fin de la Segunda Guerra Mundial para que empezaran a levantarse.

Importante
La arquitectura comunista hunde sus raíces en el movimiento de vanguardia conocido como Constructivismo, que promulgaba los mismos principios que la Bauhaus: simplicidad, formas geométricas, eliminación de la ornamentación superflua, y aunar arte, industria y técnica. Durante los años 1933 y 1955 Stalin gobernó Rusia, y bajo su férreo mandato se acometieron grandes reformas sobre todo en la capital, en un estilo que se conoce como el clasicismo comunista: mezcla de estilos, grandes volúmenes rectangulares, fachadas con descomunales columnas, influencia déco y símbolos comunistas. Destacan los rascacielos de Moscú conocidos como las 7 hermanas y el descomunal proyecto para el palacio de los Soviets.
