Resumen

Móvil de Calder

Móvil de Calder

Imagen de Jules Antonio en Flickr bajo Licencia CC

La escultura vive durante las décadas de 1960 y 1970 su momento de máxima regeneración y experimentación, surgiendo nuevas corrientes artísticas que introducen notables cambios estéticos. Como fue el caso de la escultura cinética que introduce el movimiento y tiene a Calder a su figura más destacada. Calder crea unas esculturas denominadas móviles, compuestas por alambres de las que cuelgan finas chapas de aluminio y que se movían al contacto con el viento o la acción de las personas. También Calder creó unas esculturas de gran tamaño utilizando el hierro y el acero, los denominados estábiles.

La escultura Pop tiene en Oldenburg a su máximo representante, quien realizó réplicas de objetos de uso cotidiano con materiales blandos, para evolucionar hacia unas esculturas monumentales destinadas a espacios públicos pintadas en vivos colores en donde vuelve a jugar con las texturas. Otros representantes de la escultura Pop fueron  George Segal y sus esculturas de escayola, Marisol Escobar y sus ensamblajes, y Arman.

El iniciador de la escultura abstracta fue Brancusi, autor de piezas con formas simples que buscaban la representación de la esencia de las cosas y de clara inspiración prehistórica y africana. Con Henry Moore los vacíos son tan importantes como los volúmenes, y en sus obras que representan la maternidad y la familia usa las formas redondeadas y las pulidas superficies del bronce. Richard Serra prefiere el acero corten y unas escalas mayores para invitar al público a recorrer sus esculturas que desafían a la ley de la gravedad.  

Y con el arte conceptual asistimos al nacimiento de las instalaciones y las performances o acciones. Se busca que el espectador reflexione al ver la obra de arte, que va perdiendo materialidad hasta casi desaparecer. De entre la larga lista de artistas conceptuales cabe destacar a Joseph Kosuth, Sol LeWitt y Joseph Beuys.

Escultura de Chillida

Escultura de Chillida

Imagen de P. Fortunato en Flickr bajo Licencia CC

La escultura española vive un momento de verdadero auge con unas propuestas muy arriesgadas y contemporáneas, que comenzaron en el País Vasco de la mano de tres grandes escultores: Oteiza, Chillida e Ibarrola. Oteiza trabajó en la Basílica de Aránzazu creando un friso al más puro expresionista. Chillida redescubrió el hierro y nos ha legado obras tan icónicas como el Peine de los Vientos de San Sebastián, y finalmente Ibarrola ha realizado intervenciones en espacios naturales reivindicando los orígenes de la cultura vasca, como hizo en el Bosque de Oma.

Buenos representantes de la escultura abstracta geométrica son Palazuelo, Martín Chirino y Amadeo Gabino, que trabajaron con multitud de materiales en donde siempre estuvieron presentes los metales, que dieron forma a figuras esquemáticas regidas por el orden, las formas geométricas sencillas, las espirales y los círculos.

La obra de Eusebio Sempere se enmarca en el arte cinético y el Op Art, destacando sus composiciones con tiras de papel y sus esculturas con láminas de metal que reflejan una constante preocupación por la luz.

Cindy Sherman

Cindy Sherman 

Imagen de Viola Renate en Flickr bajo Licencia CC

Y en el apogeo de la fotografía tuvo mucho que ver la fotografía de moda, impulsada por genios como Richard Avedon, Irving Penn o Helmut Newton. Una sociedad tan cambiante y reivindicativa como la de esos años necesita una nueva estética, donde las minifaldas, el pelo corto, los hippies y los jóvenes modernos fueron los protagonistas de los objetivos de las cámaras. También aparecen las primeras súper modelos, como Jean Shrimpton, Twiggy y Veruschka.

Los avances técnicos se suceden: aparecen la primera cámara réflex y la instantánea de Polaroid, además de las primeras vídeo cámaras y se inician las investigaciones que desembocarán unas décadas más tarde en las cámaras digitales. También es importante la labor documental del fotoperiodismo, y surge la figura del paparazzi. La fotografía erótica tiene dos grandes exponentes: David Hamilton y Robert Mapplethorpe, y en España destacará la figura de Juan Gyenes, verdadero cronista de la España franquista y de la Transición.

En cuanto a las fotógrafas, será en los setenta cuando se abran un hueco en el mundo del arte, con sus reflexión acerca de los roles de la mujer y su marcado carácter feminista, con figuras clave como Diane Arbus, Cindy Sherman y  Sophie Calle.