1.2. El Pop en la escultura: Oldenburg

El arte Pop también tuvo su reflejo en la escultura, un medio que aunque con una menor difusión que la pintura, también produjo extraordinarias obras, destacando por encima de todas las del genial escultor sueco Claes Oldenburg. Nacido en 1929 en Estocolmo, pronto se trasladó a Estados Unidos, residiendo desde los años cincuenta en la nueva capital mundial del arte, Nueva York.  Oldenburg comenzó a realizar esculturas que eran una réplica de objetos cotidianos de consumo familiares para el público, desde un inodoro hasta una hamburguesa, pero realizados con materiales blandos como plásticos o telas rellenas del mismo material que se utiliza para confeccionar almohadas o colchones, el miraguano, que pintaba de vivos colores. En la década de 1960 abre su propia tienda en el centro de la gran manzana, The Store, en donde vendía reproducciones de objetos cotidianos realizados en escayola a gran escala a precios asequibles como si se tratara de una corriente tienda veinticuatro horas . Y esa senda marcará su posterior producción, en la que realiza reproducciones de objetos banales como herramientas, cubiertos, sacapuntas o pinzas de la ropa ampliados a una escala gigantesca. Esa será su seña de identidad durante décadas, un trabajo que le ha brindado fama y popularidad a nivel mundial y realizado en colaboración con su esposa, la artista holandesa Coosje van Bruggen desde que se casaron en 1977.

Esculturas blandas de Oldenburg Imagen de missvancamp en Flickr bajo Licencia CC

 Las esculturas de Oldenburg  rezuman sentido del humor y sorpresa, pues tanto los materiales como los acabados llaman la atención, y contrapone la monumentalidad de sus piezas con el sentido tan banal de las mismas, además de alegrar con su presencia plazas y jardines de ciudades en los cinco continentes. 

Pero no solo sus esculturas resultan chocantes o bellas, sino que Oldenburg las dota de una utilidad, de una interacción entre la obra de arte y el público que tanto gustaba hacer a los artistas Pop. Sus primeras esculturas blandas permitían que al ser tocadas, se inflaran y desinflaran, y sus enormes esculturas de objetos cotidianos sirven para algo, difuminando la separación entre arte y vida, pues algunas sirven de puente que cruza un lago, otras sirven de tribuna desde las que lanzar un discurso, otras son una fuente que lanza agua a un estanque.

Otro gran escultor pop fue el norteamericano George Segal (1924-2000), autor de una inconfundible obra en la que utiliza bandas de escayola para reproducir figuras humanas que en un principio dejaba sin pintar y que posteriormente recubría con pigmentos de colores primarios. Sus esculturas reproducen fragmentos de la realidad cotidiana, actuando el espectador como un observador, un voyeur que espía sin permiso que se cuela en la vida de otras personas por unos instantes. Y a medio camino entre la pintura, la escultura y el ensamblaje destaca la obra de la escultora de origen venezolano Marisol Escobar, en donde partiendo de volúmenes geométricos sencillos como el cubo y el cilindro, talla formas humanas que transmiten silencio, paz y serenidad. Finalmente, destacar la personal obra de Armand Pierre Fernández, más conocido como Arman, en cutos encapsulamientos acumula objetos de desecho en formas de materiales transparentes de manera que podamos ver claramente esos objetos y nos cuestionemos la sociedad de consumo en la que vivimos.