3. La aventura: el regreso a Ítaca

Imagen aérea del norte de la isla de Ítaca

Costa norte de Ítaca
Imagen en Wikipedia. Dominio Público

La isla de Ítaca es pequeña y pobre. Los estudiosos ni siquiera se ponen de acuerdo en si realmente la isla que actualmente recibe este nombre fue la verdadera patria de Ulises. Pero la leyenda ha hermoseado y dotado de fuerte simbolismo el nombre de Ítaca, sinónimo de final de viaje y meta merecida. La misma leyenda ha convertido el título de una obra literaria, Odisea, en un nombre común que significa aventura. El nombre de la epopeya procede del de su protagonista, Odiseo, más conocido entre nosotros como Ulises.

La obra comienza diez años después de la conclusión de la Guerra de Troya, con un concilio que los dioses celebran en el Olimpo. Atenea suplica a su padre Zeus que permita regresar a su tierra a Odiseo, que lleva siete años ya retenido en la isla de la ninfa Calipso. La misma Atenea se dispone a dirigirse a Ítaca. Allí un buen número de hombres se disputan la mano de Penélope, esposa de Odiseo, que sigue esperando su regreso a pesar de que todos le consideran muerto. Ella no quiere escoger un nuevo esposo, y los pretendientes, instalados en el palacio, devoran su hacienda. Su hijo Telémaco es aún demasiado joven para poder dar solución a esta situación insostenible.

Telémaco, aconsejado por Atenea, reúne en asamblea al pueblo de Ítaca y anuncia su deseo de partir hacia el continente, para buscar noticias sobre el paradero de su padre. Con un grupo de voluntarios, parte esa misma noche.

Penélope trabaja en el telar junto a sus sirvientes

John William Waterhouse: Penélope y sus pretendientes
Imagen en Wikimedia. Dominio público

Néstor, rey de Pilos, a quien acude primero, no puede darle noticias. Será Menelao, en Esparta, quien finalmente confirme sus esperanzas: sabe por Proteo, divinidad marina, que Odiseo se encuentra en la isla de Calipso. Mientras tanto, los pretendientes preparan una emboscada para asesinarle a su regreso.

Aquí Homero da un giro en la narración y vuelve al Olimpo. Zeus envía a Hermes junto a Calipso, que finalmente accede a dejarlo partir. El héroe fabrica una balsa con la que durante diecisiete días logra navegar, hasta que una tormenta lo arroja a las costas de Feacia.

Nuevamente Atenea lo ha preparado todo para favorecerlo: Nausícaa, hija de Alcínoo, acude con sus esclavas al río a lavar sus ropas. Ella será la que auxilie al náufrago y lo lleve a palacio, donde será acogido hospitalariamente por el rey.

Odiseo se enfrenta a las cabezas de Escila ante el abismo de Caribdis

J. H. Füssli: Odiseo ante Escila y Caribdis
Imagen en Wikimedia. Dominio Público

Al día siguiente se organiza un banquete en honor del huésped. Un poeta ciego, Demódoco, cuenta el episodio en el que los aqueos toman Troya gracias a la argucia del caballo.

Odiseo, con lágrimas en los ojos, revela su verdadera identidad y las desventuras pasadas, desde la destrucción de Troya hasta la llegada a Feacia. La historia se narra a partir de aquí en primera persona, y se convierte en una verdadera novela de aventuras.

Odiseo cuenta cómo desembarca con sus hombres en Tracia, saquea Ismaro y mata a todos los hombres. Los vientos entonces lo apartan de su ruta y llegan al país de los lotófagos. Allí, tres compañeros comieron el loto, y perdieron el deseo de regresar, por lo que hubo de llevárselos a la fuerza. Posteriormente, llegaron a la isla de los cíclopes, posiblemente cerca de Creta. Es quizá el episodio más interesante de la Odisea.

Continúa con su estancia en la isla de Eolo, dios de los vientos, y nuevas tormentas que le desvían de su amada Ítaca; en la tierra de los lestrigones pierde a casi todos sus compañeros. Llega a la morada de la maga Circe, donde permanece también un año, preso del amor de la hechicera que tenía el poder de convertir a los hombres en bestias.

Odiseo visita el Hades para consultar con el adivino Tiresias, quien le profetizó un difícil regreso a Ítaca.

De nuevo en ruta, lograron escapar de las Sirenas, cuyo canto hacía enloquecer a quien las oyera. Para ello, siguiendo los consejos de Circe, Odiseo ordenó a sus hombres taparse los oídos con cera y él mismo manda ser atado al mástil. Escaparon también de los peligros del estrecho de Mesina, Escila y Caribdis. Consiguieron llegar a Sicilia, la isla de Helios. Los compañeros sacrificaron varias reses, lo que provocó la cólera del dios. Al hacerse de nuevo a la mar, Zeus lanzó un rayo que destruyó y hundió la nave, sobreviviendo únicamente Odiseo. Finalmente, arribó a la isla de Calipso, lugar donde se encuentra al principio de la historia.

Los feacios ayudan a Odiseo a llegar finalmente a Ítaca, donde consigue vengarse de los pretendientes y vivir, finalmente, en paz, con su esposa Penélope.

Comprueba lo aprendido

Lee estos nombres de personajes de la Odisea tal como son en griego y escríbelos en castellano. Explica brevemente quiénes son y su papel en la obra.

  1. Δημοδόκος
  2. Τηλέμαχος
  3. Ἀθήνη
  4. Ἀλκίνοος
  5. Χάρυβδις
  6. Ναυσικάα
  7. Καλυψώ
  8. Ἥλιος
  9. Κίρκη
  10. Σκύλλα
  11. Πηνελόπη
  12. Ποσειδῶν

Actividad de Lectura

Ítaca, la isla de Ulises

Cada rincón de esta pequeña y abrupta isla jónica, abrazada por un mar helénico albo y celeste, está impregnado por la leyenda del legendario héroe homérico

Javier Reverte

El gran arqueólogo alemán Heinrich Schliemann, descubridor de las ruinas de la Troya y de la Micenas homérica, intentó encontrar el palacio de Ulises y abandonó el empeño después de clavar la piqueta, sin éxito, en varios lugares de la isla. Hay quien opina, de todos modos, que no fue cosa de mala suerte, sino que se impuso la pura lógica: Ítaca fue y es una tierra pobre, como ya señalaba Homero y como puede comprobar cualquier viajero de hoy en día, y por lo tanto su rey no podía permitirse el lujo de un gran palacio como residencia privada, sino de una casucha que fue, quizás, un poco mejor que la vivienda de su porquero, el humilde Eumero inmortalizado en los versos homéricos. Stavros, una localidad norteña del interior, y la segunda en número de habitantes después de Vathy, cuenta con un pequeño museo en el que se exhiben algunas piezas del periodo arcaico griego. El único objeto curioso entre los de la muestra es un pedazo de terracota en el que aparece escrito el nombre de Ulises, una prueba más, para los itacenses, de la autenticidad de su isla como patria del héroe viajero.

Porque ya se sabe lo que sucede con estas cosas: como Ítaca es pequeña y pobre, y ni siquiera cuenta con aeropuerto, los habitantes de las vecinas islas de Levkás y Cefalonia afirman, cada cual por su lado, que sus islas son la verdadera cuna de Ulises. Aseguran que, en los tiempos antiguos, el nombre de Ítaca era genérico para el archipiélago hoy llamado Jónico, y que por fuerza, la patria de uno de los grandes reyes aqueos que se agruparon alrededor de Agamenón para conquistar Troya, entre ellos Ulises, tenía que ser mucho más rica y más grande que la actual Ítaca.

Curiosidad

Los griegos solían tomar el vino aguado, dada la elevada graduación de sus caldos. Se dice que el vino que llevaba Odiseo en aquel viaje era vino de Maron, especialmente fuerte y delicioso.

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