1. Las variedades geográficas de la lengua

Lenguas
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No todos los hablantes empleamos nuestro idioma de la misma forma. El uso de la lengua depende de factores como el lugar en el que la hemos aprendido, nuestro nivel de instrucción cultural o la situación comunicativa en la que nos encontramos en cada momento preciso. Esta diversidad es lo que se conoce como variedades de la lengua, de cuyo estudio se encarga la Sociolingüística. Entre ellas, podemos distinguir:  

  • Variedades sociales o diastráticas: cada grupo social tiene formas de expresarse diferentes, dependiendo de factores como la clase social, la educación, la profesión, la edad o la procedencia étnica. Para referirse a la vivienda habitual, el argot juvenil ha utilizado palabras como "keli", "chabola" o "choza". Por el contrario, en el lenguaje típico de los negocios, seguramente utilizarían "inmueble" o "finca".
  • Variedades situacionales o diafásicas: cada momento o situación requiere una variedad lingüística diferente. No hablamos de igual forma con un amigo que con una persona desconocida; no utilizamos el mismo lenguaje en nuestro ambiente familiar que en un juzgado. Un poeta puede utilizar la palabra "morada" en uno de sus textos, pero seguramente no la utilizará en una situación familiar por riesgo a parecer pedante o afectado, contexto donde preferirá emplear el término, más habitual, "casa".
  • Variedades geográficas o diatópicas: cada zona, región o pueblo tiene aspectos lingüísticos propios. Por ejemplo, una casa independiente en la zona rural en Andalucía se llama "cortijo", mientras que en Cataluña se llama "masía" y en el País Vasco, "caserío"; en Galicia, "pazo", y en la Comunidad Valenciana, "barraca". También hay diferencias importantes en la pronunciación o en algunas construcciones gramaticales según el lugar donde hemos aprendido o donde hablemos nuestro idioma.

Importante

Cuanto mayor sea nuestro nivel cultural, más fácil será la posibilidad de adaptarnos a las diferentes situaciones comunicativas en que nos encontremos, por lo que, como puedes comprobar, las variedades diastráticas y las diafásicas están muy relacionadas.

A esto se le denomina competencia comunicativa, es decir, a la posibilidad de emplear distintos niveles y registros para evitar situaciones poco afortunadas por el uso inadecuado de la lengua. A un mayor nivel de formación y cultura corresponderá lógicamente una mayor competencia comunicativa. A un amigo o compañero de trabajo, puedes llamarlo tío, colega...; pero no lo harás con un profesor, un médico, o con la persona que te entrevista para darte un posible puesto de trabajo. Tu propia cultura te aconsejará, por otra parte, no hacer alarde de erudición en situaciones inconvenientes.

Como hemos dicho antes, las variedades diatópicas o geográficas son aquellas que están determinadas por el empleo de la lengua en un territorio concreto ("topos" significa "lugar" en griego). Cada idioma no se habla igual en todos los lugares por donde se extiende su influencia, y en ello influyen factores, sobre todo, de carácter histórico. En este ámbito, suelen usarse ciertos términos que conviene intentar diferenciar:

 
Megáfono
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  • Lengua: es un sistema lingüístico caracterizado por estar muy diferenciado (los hablantes de lenguas distintas no se entienden entre ellos), por poseer un alto grado de normalización (los usuarios de un idioma, a pesar de las variantes que puedan emplear, se entienden entre ellos), por ser vehículo de una notable tradición cultural y literaria y, en ocasiones, por haberse impuesto a sistemas lingüísticos del mismo origen. Ejemplos de ello son: el francés, el español, el alemán, el japonés...
  • Dialecto: es un término que hace referencia a una realidad de tipo histórico. En efecto, toda lengua, en su origen, es un dialecto de aquella de la cual procede, por lo que el español o el francés pueden considerarse dialectos del latín. No obstante, más allá de estas consideraciones históricas o diacrónicas, un dialecto puede definirse como un sistema de signos desgajados de una lengua común, normalmente con una concreta limitación geográfica, sin una fuerte diferenciación (los hablantes de dialectos distintos se comprenden entre sí), aunque con una cierta unidad. Ejemplos de dialectos del español son el argentino o el canario.
  • Habla: se define como la manera en la que una determinada comunidad de hablantes emplea una lengua, con sus propias características. Es un concepto próximo al de dialecto, aunque suele aplicarse a un ámbito más restringido (provincias, comarcas, ciudades) y, sobre todo, cuando no se da el mínimo grado de unidad que exige el dialecto. Un ejemplo de ello es el distinto uso que hacen del castellano (respecto a la entonación, el vocabulario, etc.) un granadino y un onubense.

Actividad de lectura

Lee con atención el siguiente diálogo y reflexiona sobre el distinto uso que hacen del español los interlocutores que participan en él.



Giralda

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—¿Eztán uztés enfermos? —preguntó en serio.

Le dije que no, y él, no muy convencido, dijo: «Vaya, me alegro tanto.» Volvimos a hablar del caballo que yo necesitaba para el día siguiente.

—¿Qué clase de caballo es el que puede usted ofrecerme? —pregunté.

—El animalito e manzo como una borrega der portá de Belén. Pero dígame su mersé. ¿Para qué lo quiere, zi no e incomodidá?

—Para subir a lo alto de la Giralda.

—Señora, ¿usté cree que er animalito e una cigüeña?

Entonces yo le expliqué que no se trataba de volar y que la torre tiene por dentro una rampa de tierra en lugar de escaleras y que en tiempos de Abderramán subían los caballos hasta el minarete sin dificultad. Yo haría lo mismo que hacían en tiempos de Abderramán. Yo sola.

—¿Asmelrramán era antes de la guerra? —Sí, claro.

—¿Era eze señó de la familia de usté, dicho zea zin fartá?

—No. Eso pasó hace más de mil años.

La tesis de Nancy, Ramón J. Sender.

Importante

Real Academia de la Lengua Española

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La norma de una lengua, creada a partir de la tradición y de organismos como la Real Academia Española, recoge las variedades deseables de un idioma, decidiendo cuáles son las variantes más correctas e intentando evitar expresiones inadecuadas.

Las variantes lingüísticas que se acogen a la norma se consideran cultas, mientras que las expresiones ajenas se consideran vulgarismos.

Para evitar incorrecciones es importante conocer bien la gramática española. Cuando no tengas clara la corrección de una expresión, puedes consultar el Diccionario Panhispánico de Dudas, publicado por la Real Academia Española en colaboración con otras academias nacionales de países hispanohablantes.