2. Leyes de Newton
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Hasta el siglo XVII, las enseñanzas de Aristóteles mostraban lo evidente: un cuerpo mantiene su estado de movimiento si sobre él actúa una fuerza constantemente. En ese siglo, Galileo formuló su ley de inercia.
Galileo experimentó con planos inclinados, haciendo rodar bolas por superficies planas inclinadas distintos ángulos con la horizontal.
Galileo construyó dos planos inclinados y los colocó en ángulos opuestos. Desde lo alto del primero de los planos soltó una bola que bajó rodando. Al llegar al segundo plano la bola subió por él hasta cierta altura. Galileo observó que la bola trataba de alcanzar la altura inicial.
Galileo repitió la experiencia reduciendo el ángulo del segundo plano y encontró que la bola subía siempre hasta la misma altura, aunque recorría una distancia mayor. Se preguntó qué pasaría si el segundo plano fuera horizontal y concluyó que la bola seguiría rodando sobre la superficie para siempre.
Si se quiere mantener un cuerpo en movimiento, se debe seguir empujando debido al rozamiento y no a la naturaleza del proceso. Galileo afirmó que los cuerpos tienden a permanecer en su estado de movimiento y que, por consiguiente, oponen una resistencia a un cambio en su estado de movimiento. Esta es la primera de las tres leyes de la dinámica que veremos a continuación.

Para saber más
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Imagen de Andrew Dunn, bajo licencia CC BY parar Wikipedia. |
En el año 1687 la Royal Society de Londres publicó los Principios matemáticos de la filosofía natural (Philosophiae naturalis principia mathemática). En esta obra Newton recogió las tres leyes del movimiento o principios fundamentales de la dinámica.