1. El modelado estructural
Los relieves estructurales manifiestan las deformaciones tectónicas que presentan las rocas. Estas deformaciones son consecuencia de los esfuerzos dinámicos que han sufrido las rocas a gran escala cuando se desplazan las placas litosféricas o cuando se forman orógenos.
Dichos relieves evolucionan con el tiempo desde etapas jóvenes orogénicas, muy marcadas por los rasgos estructurales (estratificación, fallas, pliegues, etc.) hasta etapas seniles en las que aparecen relieves residuales generados por la erosión diferencial entre materiales que se desgastan fácilmente o que resisten a la erosión.
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Relieve resultante de la erosión de los materiales horizontales arcillosos de la cuenca plio-cuaternaria de Guadix - Baza (Granada) Imagen de Ignacio Benvenuty Cabral en flickr. Licencia cc |

Importante
Podemos distinguir cuatro tipos básicos de relieves estructurales:
- Los relieves horizontales, formados por capas o estratos superpuestos horizontalmente.
- Los relieves inclinados, formados por capas de estratos paralelos que buzan un mismo ángulo en la misma dirección.
- Los relieves plegados, que pueden presentar dos estilos diferentes, jurásico y apalachense, en rocas plegadas en diferentes orogenias y de diferentes edades.
- Los relieves fallados, condicionados por los diferentes tipos de asociaciones de fallas y de unidades tectónicas desplazadas (cabalgamientos y mantos).
En áreas que constituyen cuencas sedimentarias, los estratos se han podido mantener en la disposición original horizontal (como en las cuencas del Duero, Tajo, Guadix - Baza...), o han podido sufrir basculamiento o inclinación por fuerzas tectónicas, llamándose relieves monoclinales.
Los relieves plegados y fallados, en cambio, siempre los encontraremos asociados a áreas afectadas por deformaciones orogénicas.