3. Fonética

Ya conoces esta sección de fonética donde, además de mostrarte algunas reglas que permiten explicar la evolución de las palabras del latín al castellano, intentamos trabajar algunas actividades que te ayuden a conocer mejor la lengua castellana y su funcionamiento. Procuramos también que te vayan sonando algunas expresiones latinas que hemos mantenido intactas en nuestra lengua y que puedes encontrar en cualquier momento, integradas en nuestro vocabulario. Todo lo que incluimos en esta sección está destinado a que conozcas mejor nuestra lengua a partir del latín.

Con el estudio de los temas en consonante de la tercera declinación has conocido el origen latino de muchas palabras castellanas que terminan en consonante o en -e (paz, virtud, libertad, voz...). Vamos a conocer cómo han evolucionado los sustantivos latinos con tema en consonante y cómo los encontramos en nuestra lengua.

Aníbal otea el horizonte desde la montaña rodeado de figuras mitológicas

Francisco de Goya: Aníbal vencedor contempla por primera vez Italia desde los Alpes
Imagen en Wikimedia. Dominio público

Curiosidad

Inimicus caecus "el enemigo ciego"

Después de la batallan de Ticino y del Trebia, Aníbal sigue su marcha hacia Roma. Sólo le quedaba un elefante. Sin embargo, un ejército romano guardaba los Apeninos en Arezzo y para evitarlo, Aníbal decidió rodearlo, haciendo que su ejército se metiera en las llanuras inundadas por el río Arno desbordado. Sus tropas tuvieron que padecer muchísimo. Los animales de carga se ahogaron y Aníbal perdió el ojo izquierdo. Así nos lo cuenta Santiago Posteguillo en su novela Africanus, el hijo del cónsul.

 

Al principio la marcha fue sobre terreno seco y sin problemas más allá de las muchas horas de caminar sin detenerse apenas, la lluvia constante de aquellos días y la fatiga propia de aquellos esfuerzos. No obstante, a medida que avanzaban hacia el sur la tierra comenzó a pasar de estar húmeda por la lluvia a trasformarse poco a poco en fango y, luego, el barro se tornó en un pantano denso, de aguas espesas, pegajosas. Los soldados hundían sus pies primero hasta los tobillos y luego hasta las rodillas. Aníbal encabezaba el ejército, hundiendo sus propias piernas en aquella agua estancada varios días después de las grandes avenidas del Arno, pero no cejaba en su determinación. Así paso el primer día, con fatiga, lluvia y aguas pantanosas. [...] Anochecía pero no se adivinaba en el horizonte ningún lugar que estuviera lo suficientemente seco y firme donde poder establecer un campamento. En la última hora del atardecer, Aníbal se restregó los ojos con sus manos empapadas de aquella agua maloliente [...]. Sentía un picor peculiar que le hacía sentirse incómodo

- Que los hombres descansen como puedan. Dormiremos aquí. No se montan tiendas [...]. Dormiremos todos sobre nuestros pertrechos empapados hasta el amanecer y al alba seguiremos. Las bestias, que permanezcan a la intemperie. Las que no sobrevivan las abandonaremos.

Así dijo el genera [...]. Eran unas condiciones horribles para intentar conciliar el sueño, pero el hecho de que su general compartiera las misma penurias por las que ellos debían pasar los hacía sentirse próximos a su líder y nadie lamentó su suerte.[...]

Aquella noche Aníbal se despertó en varias ocasiones por el picor de los ojos. En particular le dolía el ojo izquierdo [...]. Aníbal hizo llamar a varios médicos [...].

- Es una mala infección en los ojos la que tenéis, mi general. Es por esta extraña humedad Si no queréis perder la vista, debemos alejarnos de esta ruta y buscar terreno seco cuanto antes. Entretanto podemos hacer empastes de barro y manzanilla para calmar la hinchazón y el picor.

Aníbal los escuchó atento.

- No podemos abandonar esta ruta. Es preciso que alcancemos Etruria lo antes posible [...]

- Podéis perder la vista, mi general. Podéis quedar ciego. Deberíamos volver sobre nuestros pasos lo antes posible. [...]

- ¿Aguantarán mis ojos dos o tres días más en estas condiciones? [...] ¿Y si cabalgara?

- Eso mejoraría las cosas, pues cuanto más alejado del agua estéis, mejor.[...].

- Decidme con claridad la situación- insistió el general [...]

- El ojo izquierdo está muy mal. Si no regresamos, seguramente perderéis la visión del mismo. Es posible que con los empastes y sobre el elefante, lejos del agua, se pudiera salvar el otro ojo. Quizás los dos. Es difícil de pronosticar. Depende de lo que tardemos en salir de los pantanos, de que no llueva más. Necesitáis curas en ambos ojos, descansar en terreno seco y ver cómo evoluciona cada ojo. [...]

- Seguiremos entonces. Nos detendremos el mínimo tiempo posible por las noches. Avanzaremos sin descanso. Yo cabalgaré a lomos de Sirius. Vosotros dos me aplicaréis los empastes en los ojos y yo resistiré el dolor y el picor sin tocarme la cara. En tres días saldremos de estos pantanos [...].

Avanzaron sin descanso en largas marchas diurnas hasta conducir a hombres y bestias a la extenuación absoluta. Al salir de los pantanos, Aníbal, desolado por el dolor en sus ojos, sin apenas visión, se refugió en su tienda [...].

En su tienda, Aníbal recibía los informes de Maharbal sobre la toma de ciudades en Etruria, con los ojos vendados, aguardando el dictamen de los médicos, que debían dilucidar si el gran enemigo de Roma se había vuelto ahora un enemigo ciego.

Santiago Posteguillo: Africanus, el hijo del cónsul

En realidad Aníbal no quedó ciego, sino tuerto,pues tenía visión en el ojo derecho. En latín cocles-coclitis, "tuerto".

Si quieres saber más sobre Aníbal puedes ver este vídeo.

 

Aníbal, el peor enemigo de Roma
Vídeo de Iulius1973 en Youtube