2.1. Estabilidad anímica
Desde la perspectiva de los estados de ánimo existen autores como Morgan (1980), que en la década de los 80 destacó un determinado perfil de deportista con éxito, al que denominó “Perfil Iceberg”.

Actividad
El perfil iceberg se caracteriza por disponer de una serie de puntuaciones determinadas en los seis estados que consideraba el Modelo de Salud Mental: tensión, vigor, fatiga, cólera, confusión y depresión. Los deportistas con elevadas puntuaciones en el estado de vigor y bajas en los restantes estados de ánimo (tensión, fatiga, depresión, cólera y confusión) dispondrían de un estado de ánimo que les permitiría incrementar la probabilidad de alcanzar un mayor rendimiento deportivo.
Por otra parte, Morgan observó cómo los deportistas de mayor éxito obtenían un perfil de estados de ánimo más saludable que el de aquellos menos exitosos o el de una población control.
Por su parte Lane y Terry (2005) establecieron que niveles elevados de depresión se asocian con un aumento de la ira, la tensión, la confusión y la fatiga, así como con una reducción del vigor. Los niveles aumentados de estados de ánimo negativos tienen un efecto debilitante sobre el rendimiento del deportista, mientras que el efecto que ejerce el vigor es facilitador de rendimiento. Se predice que la fatiga y la confusión tienen un efecto debilitante sobre el rendimiento, pero cuando no existe depresión, la ira y la tensión pueden llegar a ser facilitadores del rendimiento, aunque cuando se elevan demasiado el rendimiento disminuye.
De manera sintética, se puede señalar que nuestro punto de partida, acorde con los modelos conceptuales de la psicología básica sobre la dinámica motivacional y emocional humana, es que las emociones que se experimentan en situaciones de rendimiento, y tanto cualitativamente como en relación con sus diferentes dimensiones o parámetros, están vinculados con factores motivacionales que se ven afectados por la propia actividad desempeñada y sus resultados (Cantón y Checa, 2012).