4. El vínculo afectivo

Aunque la imagen más inmediata de la sexualidad va las actividades y los comportamientos relacionados con el placer sexual, esta es una faceta determinante de nuestra personalidad en su conjunto, un ingrediente que explica en gran medida el grado de satisfacción que los individuos encuentran en su forma de vida y en sus relaciones personales.

La sexualidad está basada en el sexo e incluye aspectos como el género, la identidad, la orientación y la atracción erótica. Pero también implica vinculaciones afectivas como el amor y aspectos vitales como la reproducción. Así, condiciona aspectos determinantes en nuestra forma de desear, pensar, creer  y relacionarnos con los demás. Constituye un elemento clave en las relaciones y vinculaciones afectivas que configuran nuestro desarrollo psicológico. 

Existe una relación íntima entre la sexualidad y nuestros afectos, así como entre los valores con los que esta se vive y nuestra capacidad para expresarlos. Gran parte de la satisfacción que la misma procura y los trastornos que a la misma se vinculan no tienen un carácter inmediatamente sexual, entendido como algo estrictamente físico, sino emocionales y sociales.  Así, por ejemplo, trastornos anímicos como la depresión o disociales como el machismo.

 

Reflexión

Te proponemos una reflexión del conjunto de las facetas psicológicas comprendidas en esta dimensión sexual a través de una serie de preguntas y te aconsejamos la consulta de este interesante manual elaborado por miembros de la Universidad Peruana de Ciencias aplicadas.

¿Qué tipos de vínculos afectivos construimos a lo largo de nuestras vidas?, ¿en qué momento y medida cobran mayor importancia los componentes sexuales?

  • ¿Es lo mismo desear que querer?, ¿qué suma al deseo el enamoramiento?
  • ¿Estoy bajo la influencia de alguno de los estereotipos más comunes  sobre la sexualidad?
  • ¿Qué debe hacerse ante situaciones como el amor no correspondido o la violencia?