La clase romana más pudiente gustó de ostentar el lujo a través del vestido, el perfume y como no, la joyería, la expresión universal de la suntuosidad. Los romanos gozaban de una extensa red de comercio gracias a su vasto imperio, que les brindó acceso a materiales exóticos y piedras preciosas que viajaban a lo largo de la antigua Ruta de la Seda y el Lejano Oriente.
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Intaglio en amatista del emperador Caracalla, s. III d. C. |
Mujer romana con joyas, s. I d. C. El Fayum, Egipto |
Aunque gran parte de las joyas producidas en la antigua Roma derivan de la orfebrería griega y etrusca, pronto derivó hacia un estilo más lujoso y recargado.
Un ejemplo de diseño propio romano era el nudo de Hércules o nudo de matrimonio, una especie de talismán o amuleto para alejar el mal. Otro tipo de joya inventada por los romanos son unos brazaletes en oro que representan una serpiente enroscada que simbolizaba la inmortalidad.
La joyería en Roma tenía un valor funcional de ensalzamiento de la belleza y ostentación de poder y rango social. Dos de las joyas más comunes fueron el broche, que se utiliza para asegurar las prendas de vestir, y el peroné , que era un accesorio de vestir semejante a un alfiler grande, a menudo adornado con un clip tipo camafeo o intaglio.
Las perlas del Golfo Pérsico eran un objeto muy preciado, así como la coralina, la esmeralda, el zafiro, el lapislázuli, el topacio de la India o el ónix de Persia. Pero la piedra favorita de los romanos era el ámbar, y todas juntas se mezclaron con oro y plata para crear diademas, pendientes, collares, brazaletes… con contrastes espectaculares y juegos vistosos de colores. Los anillos eran las únicas joyas que los hombres portaban, generalmente con un sello como ya ocurría en Grecia.
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Jarra de vidrio |
Vaso romano de vidrio, siglo IV d. C. |
El vidrio era utilizado principalmente para fabricar recipientes, aunque también para el vidriado de las teselas de los mosaicos y vidrios para ventanas.
Su fabricación evolucionó desde los moldes, pasando por la invención del vidrio soplado y su producción a gran escala en fábricas repartidas por todo el imperio allá por el siglo I a. C. hasta llegar a la perfección de la técnica de decoración en relieves de figuras mediante la adición de capas de esmalte, el cincelado y el grabado, técnicas que se continuarán en Venecia durante la Edad Media.
Destacan los vasos conocidos como reticella (vasos reticulados) y millefiori (milflores o vasos floridos) .
En casi la totalidad de las sepulturas romanas se han encontrado pequeñas botellas de vidrio denominados lacrimatorios que servían para contener aceites y perfumes.