2.2. Clases de mercado

Podemos clasificar el mercado de varias formas dependiendo de la variable en la que nos fijemos. A continuación, desarrollamos tres de esas posibles clasificaciones, de las cuales la última es la más importante, el mercado en función del número de competidores y del grado de competencia. 

Comenzamos clasificando el mercado según las características de los compradores; hablamos entonces de dos tipos de mercado, el mercado de consumo y el mercado industrial:
  • Mercado de consumo: Está formado por los consumidores finales. Nos referimos a aquellas personas físicas que desean satisfacer sus necesidades de bienes de consumo inmediato (mercado de alimentos, de bebidas...), de consumo duradero (mercado de electrodomésticos...) o de servicios (hoteles, restaurantes, médicos...).
  • Mercado industrial: Como su nombre indica, hace referencia a aquellos mercados a los que acuden las empresas para abastecerse de los bienes imprescindibles en el desarrollo de su actividad. Por ejemplo, una fábrica de pantalones vaqueros compra las telas, las cremalleras, los hilos, los botones, las máquinas de coser, etc., en el mercado industrial. Lo mismo sucedería en el caso de fabricantes de automóviles o de muebles.
Mercado industrial
Mercado de consumo
Fotografía de elaboración propia Fotografía de elaboración propia

En segundo lugar, según la relación de los compradores con la empresa podemos hablar de un mercado actual, potencial o tendencial:

  • Mercado actual: Está claro que lo forman todos aquellos clientes con los que cuenta la empresa en el presente.
  • Mercado potencial: Reúne a todas las personas que son susceptibles de ser clientes de la empresa en un futuro próximo. La empresa debe prestar especial interés a este tipo de clientes para que finalmente formen parte de su mercado actual y se conviertan en compradores.
  • Mercado tendencial: Indica la evolución del mercado actual.

Por último, la clasificación más importante, y a la que dedicamos el resto del apartado, es aquella que tiene en cuenta el grado de competencia que existe en el mercado, en este caso existen dos tipos de mercado, los de competencia perfecta y los de competencia imperfecta:

  • En un mercado de competencia perfecta los participantes (consumidores y empresas) son muy numerosos y no pueden influir en el precio del bien o servicio intercambiado.
  • En los mercados de competencia imperfecta alguno de los participantes sí tiene poder para influir en el precio de producto en mayor o menor medida. Los principales tipos de competencia imperfecta son tres: el monopolio (un único vendedor), el oligopolio (pocos vendedores) y la competencia monopolística (muchos vendedores de productos diferenciados).

Importante

Pincha sobre el siguiente cuadro para ver con claridad las principales características de los tipos de mercado según el número de empresas participantes y el grado de competencia existente.

Tipos de mercado según el grado de competencia
Tabla de elaboración propia
Lonja de pescado: lo más cercano a la competencia perfecta
Fotografía en Flickr de engeldream bajo CC

La competencia perfecta 

Existen muy pocos mercados de este tipo, en realidad, la competencia perfecta es una representación idealizada del funcionamiento de un mercado. Aun así, aunque no se corresponda fielmente con la realidad es un modelo que resulta útil para estudiar el comportamiento de los agentes económicos.

En un mercado de competencia perfecta existen numerosos oferentes y demandantes y ninguno puede influir en el precio del producto, que se calcula por el libre juego de la oferta y de la demanda. Empresas y consumidores son, por ello, precio-aceptantes. Las empresas ofrecen un producto homogéneo, de características muy similares y que satisface de la misma manera las necesidades de los consumidores, por tanto, las empresas no pueden diferenciarse a través de su producto. El tamaño de las empresas es similar y todas tiene libertad de entrada y salida del mercado, cualquier empresario puede entrar a formar parte del mercado atraído por las expectativas de beneficio, igualmente pueden abandonar la actividad con libertad si el negocio no va bien o quieren comenzar otro proyecto. La información es perfecta y gratuita, el mercado es, por tanto, transparente y todos los que en él participan pueden disponer de la información adecuada.

Un ejemplo de mercado de competencia perfecta sería una lonja de pescado abierta al público en la que muchos pescadores independientes llevan su producto obtenido de las mismas aguas y, a su vez, existen muchos compradores dispuestos a comprar el género. Otro ejemplo podría ser el mercado de valores (por ejemplo, la Bolsa) en el que compran y venden acciones y en el que se cumplen varios de los supuestos mencionados aunque, bien es sabido, que la información que poseen todos los agentes no es la misma.

En la vida real empresarial ni los productos que ofrecen las empresas son todos iguales, ni hay multitud de oferentes ya que pueden existir barreras de entrada, ni los consumidores están perfectamente informados de las características del mercado, etc. Por ello la mayor parte de los mercados son imperfectos.

El monopolio

Es el caso extremo de competencia imperfecta ya que estamos ante un único vendedor que abastece a todo un mercado. Esto le permite tener influencia sobre el precio de su producto y la cantidad que decide distribuir en el mercado. En este tipo de mercado, la empresa es la mayor beneficiada, en tanto que los consumidores salen perjudicados ya que no pueden influir en el precio y se limitan a aceptar el que fija el monopolista.

¿Por qué surgen los monopolios? Existen diferentes causas que generan este tipo de mercados, entre otras destacan:

  • El control exclusivo de algún factor de producción o de materia prima indispensable para la producción de un bien.
  • La existencia de barreras de entrada como las patentes o concesiones administrativas que generan un monopolio legal. Si una empresa farmacéutica descubre un nuevo medicamento puede tener la patente y distribuirlo en exclusiva durante el tiempo que dure esta, convirtiéndose así en un monopolista.
  • Las economías de escala, que hacen referencia a aquellas empresas en las que sus costes unitarios disminuyen al incrementar su producción, lo que le permite fabricar mucho y vender a unos precios más bajos que el resto de empresas.
Las compañías telefónicas españolas forman un oligopolio
Fotografía en Flickr de erichhh bajo CC

El oligopolio

En este mercado hay muchos demandantes y pocos vendedores con capacidad para influir en el precio del producto. Por lo tanto, las empresas tratan de determinar sus precios basándose en las previsiones de su función de demanda, es decir, en lo que esperan vender, pero también teniendo en cuenta las posibles reacciones de sus rivales.

Las causas para la existencia de oligopolios son similares a las que hemos visto en los monopolios salvo que, en este caso, no se crea una sola empresa sino dos (duopolio) o más. El reducido número de oferentes supone la interdependencia estratégica y la rivalidad entre estas empresas; por lo tanto, las empresas tratan de determinar sus precios basándose en las previsiones de su función de demanda, es decir, en lo que esperan vender, pero también teniendo en cuenta las posibles reacciones de sus rivales.

Existen dos alternativas en un oligopolio, la colusión (las empresas pactan entre ellas y llegan a acuerdos para repartirse el mercado, es el caso del cartel) y la no colusión (no existen acuerdos y se llega a una guerra de precios).

Mercado de comida rápida: competencia monopolística
Fotografía de elaboración propia

La competencia monopolística

Normalmente, la característica del mercado en competencia perfecta que más se incumple es la homogeneidad del producto ya que los bienes y servicios no son exactamente iguales a ojos de los consumidores, no los consideran sustitutos perfectos. De este modo, las empresas basan su negocio en la diferenciación. El poder de mercado que tienen estas empresas es limitado y puede desaparecer, porque el bien que ofrecen, aunque no sea exactamente igual, satisface la misma necesidad. La diferenciación del producto puede basarse en características objetivas como la calidad, el servicio posventa, etc., pero también en diferencias subjetivas a través del marketing: el prestigio de poseer un producto, la satisfacción de pertenecer a un grupo, etc.

Como ejemplos claros tenemos el mercado de refrescos o el de comida rápida. Las hamburguesas, por ejemplo, sean de la marca que sean, satisfacen la necesidad de comer algo rápido y sabroso de forma similar, pero todos sabemos que no son iguales y hay características objetivas y subjetivas diferentes respecto al producto y a la empresa que las proporciona. 

Por último, señalar que el sector público interviene a través de las leyes (antimonopolios, contra la publicidad desleal...) y de organismos como la Comisión Nacional de la Competencia para asegurar unos niveles de competencia aceptables en la sociedad.