3. Los grandes renovadores de la novela: Proust, Joyce, Kafka
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Joyce en París, 1924. Retrato de Patrick Tuohy. Imagen de Ori~en Wikimedia Commons Dominio público |
En Europa, la renovación de la novela en las primeras décadas del siglo XX tiene como referentes indiscutibles a Marcel Proust, James Joyce y Franz Kafka. Los tres autores transformarán la narrativa en direcciones diferentes, tanto por el tratamiento de los temas como por las técnicas narrativas y el estilo, pero se pueden observar ciertos rasgos comunes:
- La realidad se presenta desde una mirada simbólica, desmitificadora o íntima, de modo que el autor busca trascender lo aparente y objetivo para realizar una reflexión crítica sobre la existencia y la sociedad.
- Los personajes son antihéroes de los que se nos muestra su interior con todo tipo de procedimientos y técnicas. La indagación en la psicología del personaje -sensaciones, emociones, recuerdos...- llega hasta el subconsciente y lo onírico.
- La novela se renueva con técnicas narrativas innovadoras y sorprendentes; monólogo interior, fluir de conciencia, fragmentarismo, superposición temporal, cambios en el punto de vista del narrador...
- El estilo se adapta al tipo de relato, por lo que junto a largas reflexiones se puede encontrar una prosa lírica y evocadora o fría y sin adornos. La audacia en el lenguaje parece no tener límites y los autores pueden transgredir las normas lingüísticas y ortográficas.
Consulta la información que ofrecemos sobre tres de los autores más relevantes:
Marcel Proust
El escritor francés Marcel Proust (1871-1922) es uno de los principales impulsores de la renovación de la novela en el siglo XX. Su gran obra es En busca del tiempo perdido, novela-río que se compone de siete libros. Para Proust -influido por las teorías sobre el conocimiento de Henri Bergsony las teorías sobre el subconsciente de Sigmund Freud-, la memoria es el camino para comprender la existencia y valorar las transformaciones sufridas por el ser humano con el paso del tiempo. Por tanto, su extensa novela sigue una compleja estructura basada en la memoria autobiográfica: la acción avanza a saltos, se centra en recuerdos y sucesos que el narrador desde su subjetividad considera relevantes y se detiene en largas digresiones evocadoras. Este mismo planteamiento condiciona las técnicas narrativas y el estilo empleado: narrador protagonista en primera persona, profusión del monólogo interior y prosa de ritmo lento y divagador.
James Joyce
El autor irlandés James Joyce (1882-1941) escribió varias obras antes de publicar Ulises, novela fundamental en el proceso de experimentación narrativa del siglo XX: Dublineses, una colección de relatos; y la novela autobiográfica Retrato de un artista adolescente. En Ulises, Joyce narra un día en la vida de Dublín en torno al "viaje" por la ciudad de Leopold Bloom. La Odisea, de Homero, resuena desde el título y se extienden al argumento, los personajes y la estructura de la obra con una intención desmitificadora. Pero lo más destacado son las novedosas técnicas narrativas (constantes cambios de punto de vista narrativo, flujo libre de conciencia, superposición de diálogos...) y la experimentación lingüística (transgresión ortográfica, combinación de los más diversos registros, empleo de neologismos...).
Franz Kafka
El escritor checo Franz Kafka (1883-1924), que escribía en alemán, se enmarca en el expresionismo, corriente artística que pretendía reflejar lo absurdo, extraño e irracional de la sociedad y del hombre contemporáneo. En obras como El proceso, La metamorfosis, El castillo o en sus múltiples cuentos retrata el enfrentamiento entre el individuo y una sociedad hostil e incomprensible en un universo que se percibe como angustioso y opresivo. Su prosa resulta austera, sin adornos, incluso fría, pero de una gran eficacia.
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Curiosidad
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El fragmento que has leído de En busca del tiempo perdido, que pertenece concretamente al primer libro de la obra, Por el camino de Swann, es uno de los más célebres de la narrativa proustiana.
Como has comprobado, el narrador degusta una magdalena con el té, pero lo más importante es que ese sencillo acto le produce sensaciones por las que rememora recuerdos de la infancia y, a su vez, estos le conducen hacia profundos planteamientos sobre la existencia humana. A partir de un simple alimento, Proust desarrolla un extenso y complejo monólogo a lo largo de varias páginas.
Por eso, "la magdalena proustiana" se ha convertido en todo un símbolo del poder evocador de los sentidos.
Para saber más
En Internet puedes encontrar versiones en PDF de las obras citadas:
- En busca del tiempo perdido.
- Ulises.