1. Condicionantes psicológicos del alto rendimiento deportivo y características psicológicas de los deportistas y los equipos de alto nivel

Formar a un deportista de alto nivel es un largo proceso que requiere una serie de pasos y actos. Tan cierto es que los deportistas y equipos que llegan a la elite deben reunir unas características psicológicas muy determinadas para poder permanecer allí en las alturas del rendimiento de manera estable durante el mayor tiempo posible, como que realmente, para poder acceder a ella, durante ese largo proceso de formación y escalada a la cima hay que dominar y reunir una serie de características y habilidades psicológicas muy concretas y estables, sin las cuales es misión casi imposible “llegar” a lo más alto.

En el año 1998, mientras realizaba mis estudios universitarios de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en el INEF de Granada, comencé en este apasionante mundo de la formación de deportistas. Eran futbolistas de 11 años, categoría alevín, de una escuela privada de fútbol de los veteranos del Granada CF. Obviamente mi principal objetivo era educar de manera integral a ciudadanos del futuro mediante un instrumento tan potente como es el deporte en general y el fútbol en particular, ni me planteaba formar a futuros deportistas de alto nivel. Permanecí en esa escuela durante tres años. Ahora, años después, viendo el crecimiento de esos chicos, me he llevado la sorpresa de que dos de ellos han desembocado en el alto rendimiento, uno campeón de Europa U17 con la selección española y otro jugador profesional en primera división española. Lo que para nosotros no era un objetivo prioritario, formar deportistas de alto rendimiento, se ha producido como consecuencia de cuidar día a día una cantidad de aspectos relevantes para formar deportistas integrales, con bases muy sólidas para ir sacando todo el potencial que llevan dentro. Considero clave que la mayoría de los técnicos que entrenaron a esos deportistas en las etapas iniciales de su formación, eran estudiantes de Ciencias del Deporte (INEF) o licenciados, con una formación universitaria muy cualificada para abordar este mundo tan hipercomplejo del comportamiento de un deportista o equipo deportivo. En nuestra facultad, la de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte de la Universidad de Granada, los profesores otorgaban un papel crucial al diseño de tareas en esta formación, cada instante cuenta en el proceso formativo y debíamos dotar de muchos aprendizajes ese camino.

A los pocos años, en el año 2000, tuve la suerte de entrar a formar parte del Sevilla FC como técnico de sus equipos de formación de base. El objetivo aquí estaba más claro, venía impuesto por la idiosincrasia del club, era formar deportistas para la elite, para el alto rendimiento, que pudieran formar parte de la primera plantilla del Sevilla FC en primera división y que pudieran reportar posteriormente unos beneficios económicos al club, en forma de futuro traspaso a otro club. Cuando uno tiene la responsabilidad de entrenar a Jesús Navas (2000-2002) o a Sergio Ramos (2002-2003), jamás piensas que entre tus manos tienes a unos futuros campeones del mundo de fútbol con la selección española. Sin embargo, tanto a ellos como a sus compañeros, como a cualquier deportista de un club humilde de barrio o pueblo, considero básico que hay que tratarlos y entrenarlos con la visión de que en ellos puede haber potencialmente un deportista de elite, que tras unas etapas iniciales en las que el objetivo fundamental es que disfruten y se diviertan a la vez que progresen, crezcan, se eduquen, puedan seguir de manera sólida el camino hacia el alto rendimiento.

Aún estaba comenzando, no sabía a dónde iban a llegar mis deportistas, pero necesitaba más formación de todos esos condicionantes que marcaban la diferencia entre llegar a la elite o no.

Durante los años 2004-2006, me embarqué en los estudios del Máster profesional en alto rendimiento en deportes de equipo, en Barcelona, donde entré en contacto con la visión desde el paradigma de la complejidad y un tratamiento holístico sobre la materia de profesionales tan cualificados como Julio Tous, Gerard Morás, Paco Seirulo, Joan Solé y otros muchos, pero sin duda hubo uno que marcó un antes y un después en mi manera de entender el deporte, el entrenamiento y la vida: Xesco Espar. Este profesor iba más allá, no solo nos formaba en conceptos, experiencias y conocimiento nuevos que no poseíamos, él nos dio algo que multiplicaba nuestras potencialidades, nos regaló inspiración, motivación para convertirnos en una mejor versión de nosotros mismos. La asistencia a sus charlas primero, y la posterior lectura de su libro Jugar con el corazón (Espar, X., 2010), supuso una inspiración tan grande, que el noble acto de entrenar cada día cobra un nuevo significado, entramos en una nueva dimensión, en la que cada día afronto la formación de nuestros futbolistas con la ilusión y la obligación de romper el límite superior del rendimiento de nuestros futbolistas y deportistas.

Después de más de 23 años formando a jóvenes jugadores, 20 años formando a técnicos deportivos en los cursos de entrenador de fútbol (Cedifa), y 10 años formando a futuros formadores en las clases de ciencias del deporte de la Universidad de Sevilla, cada día tengo más claro que en ese camino hay que dotar a los deportistas de un carácter multifuncional y polivalente, con capacidad de adaptación a cambios, reflexividad, capacidad crítica, enseñarles a ser autocríticos, exigentes con el proceso y autoexigentes con su desempeño, con diversidad de experiencias de aprendizaje mediante tareas abiertas, sencillas, abordadas desde el paradigma de la complejidad y con una visión holística del proceso y resultado obtenido, con mucha incertidumbre en las que el estudiante esté constantemente pensando para llegar a la solución más eficiente de la situación, y todo ello cimentado en unos sólidos valores como deportistas y ciudadanos que les permitan acceder con total garantía a futuros aprendizajes.

Desde hace unos años, tras varias lecturas de la obra Aprender de los Campeones (Marí, 2011); y posteriormente indagando en sus videoconferencias, denominadas microconferencias por el autor, aplico sus valiosos mensajes y aportaciones pedagógicas y didácticas a mis metodologías activas de aprendizajes. Este autor completó y complementó, y siguen siendo muy compatibles en la actualidad, los grandes aprendizajes adquiridos a través de la influencia de Xesco Espar y su impactante mensaje, que seguimos recibiendo gracias a la enorme labor divulgativa y generosidad para compartir su maravillosa metodología formativa.

El modelo de pirámide de aprendizaje (Marí, 2011) que vamos a abordar a continuación, es una excelente y práctica aportación para sacarle más partido al proceso de enseñanza-aprendizaje. Os recomiendo la lectura de su libro para completar y ampliar los condicionantes que vamos a tratar a continuación. La pirámide es aplicable tanto a deportistas de deportes de situación como de prestación, individuales o colectivos.

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Aprender de los Campeones

Aprender de los Campeones
Figura extraída de la portada del libro Aprender de los Campeones (Marí, 2011).

Importante

“No quieras ser el mejor, ni tan siquiera el mejor de tu equipo, barrio, bloque o familia. Trabaja para que tu equipo sea el mejor” (adaptado de Marí, 2019).

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