El concepto de calor como energía en tránsito nos permite explicar lo que ocurre cuando se ponen en contacto dos sistemas que tienen distinta temperatura, es decir el proceso por el que los cuerpos llegan al equilibrio térmico.
Esto no quiere decir que en ese momento cese todo intercambio de calor -de hecho están produciéndose continuamente- sino que en promedio la energía intercambiada entre los sistemas es la misma, por lo que no se produce variación en la temperatura.
Cuando un sistema está en equilibrio térmico, todas sus partes tienen la misma temperatura; ahora prueba a tocar con una mano la mesa o un libro que tengas cerca y con la otra cualquier objeto metálico. ¿Cuál de los dos está más frío?
Ambos están a la misma temperatura, pero entonces ¿por qué parece que el metal está más frío? La respuesta tiene que ver con una propiedad de la materia: la conductividad térmica.
No todos los materiales conducen igual de bien el calor; concretamente,
los metales conducen muy bien el calor y, por ello, el calor fluye
rápidamente de nuestra mano al objeto metálico, y este calor extraído de
nuestro cuerpo es lo que nos da la sensación de frío. La madera o el
papel son malos conductores, y por ello el calor fluye más lentamente y
parecen más calientes.
En la animación se simula una experiancia para poner de manifiesto estas diferencias de conductividad. Tenemos un recipiente con agua caliente y unas barras del mismo tamaño de cobre, aluminio, hierro, plástico y madera. En el extremo inferior de cada barra se colocan unos clavos pegados con cera.
Los materiales que mejor conducen el calor se calientan antes y al derretirse la cera el clavo cae.
Pero el calor no se transmite únicamente mediante conducción, sino que existen otros mecanismos de gran importancia: la convección y la radiación, que veremos más adelante.