3.2. Murillo, Zurbarán y Valdés Leal

Sevilla será durante el siglo XVII en el centro de toda actividad comercial con América como Puerto de Indias, y por tanto, una ciudad esplendorosa llena de vida y también de población. Este hecho estimulará una enérgica actividad artística como vamos a ver en el plano pictórico motivada por las grandes familias aristocráticas y sobre todo, de las iglesias y conventos que colman la ciudad.

El naturalismo sigue siendo el centro de la pintura sevillana de esta época y buena muestra de ello es la obra de Murillo, Zurbarán y Valdés Leal.

Para saber más

El milagro del pozo
El milagro del pozo, Alonso Cano.
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Alonso Cano fue un artista total, arquitecto, escultor y pintor, se trasladó con su familia desde Granada a Sevilla en donde desarrolló su trayectoria artística. Tuvo también su clientela en Madrid, pues llegó como otros buenos artistas de la mano del Conde Duque de Olivares. Su obra pictórica, menor que la escultórica, se mueve dentro del barroco más clasicista andaluz. Esto podemos observarlo en sus composiciones armónicas, sus dibujos distinguidos, y en la exteriorización de unas emociones comedidas. Es quizá El milagro del pozo uno de sus cuadros más conocidos.

Francisco de Zurbarán, aunque nacido en Fuente de Cantos en la provincia de Badajoz, se forma y trabaja en Sevilla, y también otras zonas. Fundamentalmente pintó la existencia y maravillas de los promotores de las órdenes religiosas que crecían por la ciudad. Así lo podemos ver en San Hugo en el refectorio, creado para el Monasterio de la Cartuja de Santa María de las Cuevas de Sevilla. En él vemos como el fundador de los cartujos, San Bruno está junto a los primores monjes de la congregación debatiendo si comer o no carne que le había regalado el obispo de Grenoble, San Hugo. Entonces cayeron en un profundo sueño del que se despertaron unos cuarenta días después, habiéndose convertido la carne en cenizas. Fue entonces cuando se dieron cuenta de que era una señal divina para que siguieran el camino de la abstinencia. Un milagro como otro cualquiera. También son reseñables el ciclo que hizo para el Colegio franciscano de San Buenaventura y Sevilla con la vida del santo.

San Hugo en el refectorio Santa Casilda
San Hugo en el refectorio, Zurbarán.
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Santa Casilda, Zurbarán.
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Bodegón
Bodegón, Zurbarán.
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Y es que a pesar de no tener una perspectiva muy conseguida y plantear unas composiciones algo rígidas y geométricas, logra de manera extraordinaria las calidades, tanto de los tejidos como de las cosas. Esto hace que proporcione a los elementos más cotidianos un halo divino, si no observa alguno de sus bodegones y podrán entender mejor esto que te contamos. Por esto, sus imágenes abstraídas y calladas provocan una gran religiosidad, muy sincera y contemplativa. 

Muestra de este fervor que consigue los hace a través de los conocidos retratos a lo divino, pues Zurbarán además de conocido por sus bodegones es el pintor de santos y santas por excelencia. Ejemplo de ello son Santa Casilda o Santa Águeda.

Si tenemos que hablar de la escuela sevillana será Bartolomé Esteban Murillo uno de sus grandes representantes y que dejará una honda huella en épocas posteriores. Fue un artista que apenas se le conoce trayectoria fuera de su ciudad natal, en donde también falleció. 

Su estilo evolucionó desde el tenebrismo de su juventud hacia unos fondos más luminosos y volátiles, a los que incorpora efectos atmosféricos.  A pesar de los colores que consigue con esto, su dibujo es exquisito, a través de una pincelada libre y ágil. Sus composiciones tienden a la idealización, a través de la armonía y simplicidad que provocan, desde una expresión llena de emoción, un fervor popular delicado y enternecedor. ¿No te parece entrañable esta Sagrada Familia del pajarito El Buen Pastor

Estas características las podemos encontrar en toda su obra, tanto en las pinturas de temática religiosa, la mayoría encargadas por las iglesias y conventos de la ciudad, como en la pintura de género.

De contenido religioso son por ejemplo sus cuadros de la Inmaculada. En el caso de la pintura de género gozaron de gran popularidad las obras de niños. Estas fueron compradas por los comerciantes flamencos que visitaban la ciudad, llevándoselas como recuerdo y muestra del espíritu de la picaresca que bien ilustraron en sus novelas Cervantes o Mateo Alemán. Pero en ningún momento es un planteamiento social de denuncia, tan solo podemos entenderlo casi desde un punto de vista romántico. El caso es que muestra estas escenas infantiles desde una perspectiva delicada, originando un sentimiento de compasión y mimo. Los Niños comiendo melón y uvas o el Niño espulgándose son buena muestra de ello. 

Sagrada Familia del pajarito Inmaculada de los Venerables Niño espulgándose
Sagrada Familia del pajarito.
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Inmaculada de los Venerables.
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Niño espulgándose.
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In ictu oculi

In ictu oculi, Valdés Leal.
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Dentro de la temática religiosa pero desde un enfoque diferente tenemos a Juan Valdés Leal. Desde sus composiciones enérgicas, intensificadas por el dibujo resuelto y efusivo lleno de un ciclón de color, nos imbuye en un impacto sobrecogedor. Claro que eso también se acentúa por la temática, a veces tan expresiva, que está cercana a lo antiestético.

Así lo vemos y lo sentimos, cuando vemos las Postrimerías que realizó para el Hospital de la Caridad de Sevilla. En ellas, a través de unas alegorías sobre la fugacidad de la vida y la frivolidad de los placeres más puramente sensuales, nos los pone delante de una manera nada sutil. Se trata de una muestra muy realista, ajena a cualquier atisbo de idealización, en donde la muerte triunfa de forma clara e irrefutable, pues para nada sirve la acumulación superflua de bienes. Así nos lo cuenta en In ictu oculi y en Finis gloriae mundi.

Para saber más

Pero las Postrimerías de Valdés Leal no son las únicas obras que se encuentran en el citado Hospital de la Caridad. Para entender mejor el objetico de la construcción de este edificio y su programa iconográfico lo mejor es que le dediques unos minutos a este vídeo.

Hospital de la Caridad, Sevilla.
Vídeo de memoranda alojado en Youtube.

Importante

Sevilla es el otro gran foco artístico. Varios pintores lo corroboran:

  • Zurbarán, trabaja fundamentalmente para los encargos que le realizan las órdenes religiosas como en San Hugo en el refectorio. Es especialista en bodegones, así como en retratos a lo divino como en Santa Casilda.
  • Murillo, fue evolucionando desde su tenebrismo inicial. Aunque sus obras están dentro del naturalismo tienden hacia la idealización. Su temática principal es la religiosa, así tenemos La sagrada familia del pajarito o El Buen Pastor. Pero también fue muy conocido entre los comerciantes extranjeros por su pintura de género que representa a pícaros de la calle, como Los niños comiendo melón y uva o Niño espulgándose.
  • Valdés Leal, destaca por su pintura religiosa, en  especial sus Vánitas expresadas en Las Postrimerías del Hospital de la Caridad: In Ictu Oculi y Finis gloriae mundi

Reflexiona

Te mostramos unas imágenes de pintores sevillanos del barroco. Investiga qué obra es y a qué autor pertenece.

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