2.1. El gran pintor flamenco: Rubens

Flandes fue un territorio que quedó bajo el control español durante el siglo XVII, lo que provocó que la pintura religiosa marcara un aspecto importante dentro de su producción, pero sin menospreciar a otros contenidos como los mitológicos, alegóricos, de historia o los retratos. Estos asuntos son tratados de una manera placentera y alegre, en donde la sensación escénica se hace patente, mostrando una noción divulgativa de la pintura. Pero el tratamiento iconográfico particular no alejó del claroscuro propio de la época las composiciones de los pintores más afamados.

Uno de ello es Pedro Pablo Rubens, quien además de pintor se convertirá en un emisario de la corte española de los Austrias. La pintura de Rubens es fácilmente reconocible por su dibujo dominado por formas que se alabean y que establecen diagonales y otros perfiles que potencian la inestabilidad, aunque no suele abusar de los escorzos. El empleo de las líneas curvas provoca que el cuadro se llene de movimiento que estimula la cohesión acompasada de sus personajes. Esta vibración y ajetreo queda acentuada por las siluetas voluptuosas y contundentes, especialmente explícito en su canon femenino de cuerpos de carnes dadivosas que tan alejado está de la actualidad, ¿no crees? Te animamos a que observes la fotografía que te mostramos a continuación, seguro que no te es difícil encontrar alguna diferencia entre los dos modelos de cuerpos femeninos que te presentamos.

El rapto de la sabinas, Rubens.  Imagen en Wikipedia Commons. Dominio público	Modelo actual. Imagen de Marco Severini. Licencia CC.