4. Adaptaciones funcionales en el entrenamiento deportivo: aparato circulatorio, respiratorio, locomotor, renal, endocrino y hormonal. Diferencias por razón de sexo
Las adaptaciones funcionales producidas por el entrenamiento podemos decir que se corresponden con (Barbany, 2009):
Fuerza de contracción (1) |
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Resistencia a la fatiga (2) |
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Voltaje del electromiograma integrado (iEMG) (3) |
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Contractilidad fibra |
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Transmisión sináptica |
mejorada |
Reflejos musculares de inhibición de antagonistas |
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Potencial de membrana en reposo (4) |
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Sensibilidad propioceptiva (5) |
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Velocidad de respuesta |
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(1) Variable según modelo entrenamiento edad, grupos musculares solicitados y proporcionalmente superior en términos relativos. (2) Especialmente en valores bajos de fuerza de contracción. (3) A una misma potencia de trabajo, lo que demuestra una mejor calidad de la respuesta. (4) Que se relaciona con mejora de la excitabilidad (5) Imprescindible para explicar la inhibición del reflejo tendinoso de Golgi que ocurre en el entrenamiento propioceptivo, de estiramiento y contracción excéntrica. |
Según Hughes, Ellefsen y Baar (2017), el entrenamiento basado tanto en la resistencia como en la fuerza permite mejorar el rendimiento en las personas; de hecho, la capacidad de adaptación a través del entrenamiento permite a las personas optimizar su entrenamiento deportivo, así como mantener su condición física a lo largo de la vida.
Aun así, intentaremos exponer las diferentes adaptaciones de un modo más específico.
4.1. Adaptaciones en el aparato circulatorio y respiratorio
Según Wilmore y Costill (2010), las principales adaptaciones producidas en el aparato circulatorio y respiratorio son:
En primer lugar destacar el aumento del peso, volumen y grosor de la pared del ventrículo izquierdo, así como el aumento del tamaño de la cámara como resultado de un entrenamiento de fondo.
El volumen sistólico también muestra un incremento global como consecuencia del entrenamiento de resistencia. De esta manera, cabe indicar que el volumen sistólico aumenta en reposo después del entrenamiento de fondo, durante la realización de ejercicios a un nivel submáximo y durante la ejecución de ejercicios máximos. Todo esto va acompañado de una mayor contractilidad ventricular izquierda.
Respecto a la frecuencia cardíaca en reposo, indicar que se reduce considerablemente como consecuencia del entrenamiento de fondo. Respecto a la frecuencia cardíaca durante el ejercicio submáximo, también disminuye entre 10 y 30 pulsaciones por minuto. Sin embargo, la frecuencia cardíaca máxima permanece invariable o se reduce levemente en el entrenamiento.
El gasto cardíaco permanece invariable o se reduce levemente después del entrenamiento, en reposo o durante la realización de ejercicios de nivel submáximo. Sin embargo, el gasto cardíaco en reposo a niveles máximos de ejercicio aumenta considerablemente.
En cuanto al riego sanguíneo de los músculos, se incrementa por el entrenamiento de fondo como consecuencia de una mayor capilarización, mayor apertura de los capilares existentes, redistribución más efectiva de la sangre e incremento del volumen sanguíneo.
La tensión arterial en reposo suele reducirse con el entrenamiento de fondo si la persona se halla al borde de la hipertensión arterial, pues esta sufre pocos o ningún cambio con el entrenamiento de fondo durante la realización de ejercicios submáximos o máximos. Sin embargo, con índices máximos de trabajo la tensión arterial sistólica aumenta y la tensión arterial diastólica disminuye.
El volumen sanguíneo aumenta como consecuencia del entrenamiento de fondo, pues existe un aumento del plasma sanguíneo. Dicho aumento del plasma sanguíneo incrementa la viscosidad de la sangre, mejorando así la circulación y la disponibilidad del O2. A su vez, podemos indicar que el número de glóbulos rojos puede aumentar, pero la ganancia de plasma es más significativa.
Respecto a las adaptaciones respiratorias, indicar que existe un incremento de la ventilación pulmonar en los esfuerzos máximos después del entrenamiento. Lo mismo ocurre con la difusión pulmonar, que a ritmos de esfuerzos máximos se incrementa. Por último, reseñar que la diferencia arteriovenosa de O2 aumenta con el entrenamiento, especialmente a niveles máximos.
4.2. Adaptaciones en el aparato locomotor, renal, endocrino y hormonal
Respecto a las adaptaciones que podemos considerar que se producen en el aparato locomotor, indicar que la resultante de un entrenamiento de resistencia es la reducción de la grasa corporal y un aumento de la masa magra, aunque con una disminución del peso corporal.
Dichas adaptaciones suelen ir acompañadas de una mejora en la flexibilidad, un aumento de la capacidad muscular para metabolizar grasas y una mejora de la retención de calcio por los huesos.
En cuanto al resto de adaptaciones al ejercicio atribuidas al entrenamiento según Barbany (2009), indicar las siguientes:
Aerobio | Anaerobio | |
---|---|---|
Catecolaminas Renina ADH ACTH/cortisol Opiáceos endógenos Glucagón Insulina (1) GH TSH/tiroxina Eritropoyetina Prostaglandinas locales Hormonas sexuales Péptidos intestinales |
¿? + + + + -¿? + variable +¿? +¿? +¿? dudosos dudosos |
¿? ¿? ¿? + 0 0 0 -¿? ¿? 0 -¿? dudosos dudosos |
(1) De hecho, se trata de una menor disminución. |
4.3. Diferencias por sexo
Según Wilmore y Costill (2010), las diferencias según el género respecto a la masa magra no existen antes de la adolescencia; así pues, sí existen diferencias importantes en el tamaño y la composición corporal entre niños y niñas a partir de la pubertad. De esta manera, en la pubertad, debido al estrógeno y la testosterona, la composición corporal comienza a cambiar notablemente. En el caso del estrógeno ocasiona una mayor deposición de grasa en las mujeres, especialmente en las caderas y los muslos, así como un mayor crecimiento de los huesos, alcanzando su longitud final antes que los hombres.
A nivel muscular, para la misma cantidad de músculo no hay diferencias entre sexos, pero en conjunto debido a la menor cantidad de músculo de las mujeres y a que poseen menores áreas cruzadas de fibras, estas poseen menos fuerza.
Las mujeres poseen un menor volumen sistólico debido a que su ventrículo izquierdo es menor y a que su volumen sanguíneo también es menor al tener menor tamaño corporal. Así pues, podemos decir que al 50% del VO2 máx el gasto cardíaco, el volumen sistólico y el consumo de oxígeno de una mujer son generalmente inferiores, siendo la frecuencia cardiaca ligeramente más elevada que la del hombre. Dicho consumo de oxígeno inferior está relacionado con la cantidad extra de grasa corporal de las mujeres y, en menor medida, con sus menores niveles de hemoglobina. El volumen respirado y el volumen respiratorio son también generalmente inferiores en las mujeres a las mismas producciones de potencia relativa y absoluta. En cambio, debido a factores neuronales, las mujeres pueden experimentar importantes aumentos de fuerza (20-40%) como consecuencia del entrenamiento resistido. Del mismo modo, pueden experimentar incrementos importantes en la capacidad de resistencia (10-50%) con el entrenamiento aeróbico.