3.2 La primera verdad: Cogito ergo sum.

Actividad

En el ejercicio de la duda metódica negamos lo que conocemos a través de los sentidos; la "realidad misma" puede no ser más que un sueño. Incluso las proposiciones matemáticas, que han sido tomadas como modelos de verdad, pueden ser falsas. Y, sin embargo, como ya hemos comentado, Descartes no es un escéptico, porque el ejercicio de la duda es el paso previo a la verdad, esa verdad de la que no se puede dudar, ese resto indubitable: cogito ergo sum, pienso luego existo.
El pensamiento, mi pensamiento, aparece pues como una realidad en sí misma indubitable; la duda puede afectar al contenido del pensamiento, pero no al pensamiento mismo. Es decir, estoy seguro de que pienso, de que estoy pensando, luego existo al menos como realidad pensante.

El pensador, de Rodin. Imagen de innoxiuss en Wikimedia Commons,
Licencia CC

En el acto mismo de la duda se pone de manifiesto, dice Descartes, mi existencia. Como ya dijera anteriormente S. Agustín de Hipona: "si enim fallor, sum", incluso si yerro, si me equivoco, existo.

Pero la diferencia entre S. Agustín y Descartes es clara: el cogito, ergo sum es la verdad indubitable sobre la que se propone nuestro autor fundamentar su filosofía; es la primera verdad y la más segura de todas, porque es una verdad que se presenta clara y distintamente a todo espíritu atento. De esta forma es el sujeto cognoscente, con su razón, la piedra angular de todo el edificio del conocimiento, de toda la filosofía.

El pensamiento es lo que nos define, lo que nos hace ser lo que somos: una cosa que piensa. Este es el ejemplo del Racionalismo llevado a su máxima expresión. 

Cogito, ergo sum. Imagen de Jurek Durczak  en Wikimedia Commons,
Licencia CC

Actividad de Lectura

En uno de los textos más famosos de toda la historia de la filosofía, Descartes nos dice:

"Examiné después atentamente lo que yo era, y viendo que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo me encontrase, pero que no podía fingir por ello que no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas, se seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que había imaginado fuese verdad, no tenía ya razón alguna para creer que yo era, conocí por ello que yo era una sustancia cuya esencia o naturaleza toda es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno ni depende de cosa alguna material; de suerte que este yo, es decir, el alma por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es."

Discurso del Método, IV Parte.

Antes que nada, y , por encima de todo, yo soy una cosa que piensa (res cogitans), y lo que define mi esencia o naturaleza es el pensar.

Pregunta de Elección Múltiple

Pregunta

¿Cuál es el sentido de la expresión cartesiana Pienso luego existo?

Respuestas

Con esta expresión Descartes afirma lo indudable de su existencia como ser pensante. Con ello Descartes rompe con un proceso de duda que le conducía a dejar fuera de juego, provisionalmente, cualquier seguridad que se derivara del testimonio de los sentidos o del juicio común. Una vez lograda esta primera verdad, se refuerza igualmente la convicción de que todo aquello que la mente intuyese con igual claridad y distinción debería admitirlo del mismo modo como cierto.

Con ello Descartes llega a la convicción de su existencia como ser dotado de cuerpo y de alma. La seguridad en su existencia implica también la de la existencia del mundo material en el que habita su cuerpo, por lo que rompe con una duda inicial que afectaba a los sentidos, al razonamiento común e incluso a la misma existencia del mundo material.

Retroalimentación