2.1. Causas de los cambios semánticos

En los cambios que se producen en el significado de las palabras pueden influir estos factores:

1. Factores históricos: la aparición de nuevos objetos y realidades o la variación en sus usos obligan a alterar los significados, crear nuevas formas, modificar las ya existentes o tomarlas en préstamo de otras lenguas. Así por ejemplo, la palabra "pluma" cambió su significado en el momento en que se inventó la pluma estilográfica. Piensa en las numerosas expansiones de significado que se han producido en nuestra lengua con la generalización de la informática:"ratón", "virus", "gusano"...

 

ratón informático y ratón animal
Fotografía en Flickr de Dennis Sylvester bajo CC

Importante

Dentro de estos factores históricos podemos considerar uno muy particular, llamado etimología popular, que consiste en el cambio, no solo de algunos significados, sino a veces también de sus correspondientes significantes, en virtud de un error, que pasa desapercibido en la conciencia lingüística de los hablantes. Es un fenómeno que se ha producido siempre, en el paso del latín al castellano, y aun hoy día. Veamos algunos ejemplos:

  • lat. FERRUCULUM, instrumento de hierro (FERRUM), que sirve para cerrar puertas y postigos. Debió producir *ferrojo, pero evolucionó a "cerrojo" (pues los hablantes lo relacionaron con "cerrar").
  • lat. ANTE HOSTIANUM, lugar situado a la entrada de las puertas de la ciudades, normalmente en alto. Debió producir *antozano, pero evolucionó a "altozano" por la relación con "alto".

Estos son casos "históricos", que han quedado consagrados en la lengua. Hoy en día se dan otros muchos, aún no aceptados por la RAE. Así por ejemplo: "sanjuán", en lugar del término árabe "zaguán", por pensar que esa parte de la casa está dedicada a ese santo; "mondarina", en lugar de "mandarina", por la facilidad con que se "mondan" estas naranjas; "andalia" por "sandalia", relacionada con el verbo "andar"; "destornillarse" por "desternillarse", al establecer una relación equivocada con "tornillo"; "esparatrapo" por "esparadrapo", al relacionarlo con "trapo", etc.
2. Factores sociales: Los grupos sociales pueden cambiar la percepción de determinadas realidades, y con ello cambian también las connotaciones que reciben las palabras que se usan para nombrarlas. Así por ejemplo, "villano", que era sólo ‘quien vivía en una villa' fue adquiriendo un sentido peyorativo al recibir el desprecio de las clases más pudientes. Lo mismo, pero en sentido contrario, aconteció al término "burgués" (‘habitante de la ciudad') que terminó por designar a un miembro de una determinada clase social.

Importante

Un caso interesante de cambios de significado por factores sociales lo constituye la existencia en todas las lenguas de lo que conocemos como tabú (término polinesio que significa ‘prohibido, sagrado'): todo aquello que, por pudor o elegancia -según las costumbres sociales-, tiende a no ser nombrado, y sustituido por un eufemismo. Así, por ejemplo, "servicio" por 'retrete', "difunto" por 'muerto', "dar a luz" por 'parir', "invidente" por 'ciego', "subsahariano" por 'negro', "intervención militar" por 'guerra', "objetivo no cumplido" por 'suspenso', etc.
También se constata la reacción contra la moda de los eufemismos llevando la tendencia al extremo opuesto, es decir, a la utilización del disfemismo, que consiste en la sustitución de un término supuestamente malsonante, por otro aún peor: "fiambre" por 'muerto', "tartaja" por 'tartamudo', "patachula" por 'cojo', "ser un zoquete" por 'tener dificultades de aprendizaje', etc...

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