1.4. Respuesta hormonal ante el ejercicio físico

El ejercicio físico en sí mismo no determina la respuesta hormonal, aunque sí determina variaciones en la producción, por lo que son las propias necesidades de la célula muscular activa las que provocan los cambios orgánicos, de manera que una persona entrenada tiene una respuesta hormonal más baja que una persona no entrenada a una determinada intensidad de ejercicio.

De esta manera, cabe indicar que hormonas como la del crecimiento (GH), la prolactina (PRL), la adrenocorticotropina (ACTH) y el cortisol experimentan un aumento en el transcurso de la actividad física (Guillén del Castillo y Pardo Arquero, 2002). Del mismo modo, encontramos un aumento de las catecolaminas, del glucagón y de la testosterona, así como un descenso de la insulina (Ortega Sánchez-Pinilla, 1992).

Las catecolaminas contribuyen a la realización del ejercicio físico produciendo efectos sobre órganos como el corazón, aumentando el gasto cardíaco a través de una aceleración de la frecuencia cardíaca y de un aumento de la contracción del miocardio; sobre los vasos, contrayendo y dilatando las venas y las arterias según las necesidades; sobre los pulmones, produciendo una broncodilatación; sobre el metabolismo, aumentando la glucogenolisis hepática y muscular; sobre las glándulas sudoríparas, aumentado el sudor para eliminar el exceso de calor; y sobre el páncreas, inhibiendo la insulina.

El aumento de las hormonas del crecimiento, del glucagón y del cortisol está relacionado con el metabolismo de los hidratos de carbono y los lípidos durante el esfuerzo. Por su parte, el aumento de la testosterona quizás esté relacionado con la fuerza y la resistencia de las contracciones musculares.

Respecto a la disminución de la insulina, se piensa que sirve para disminuir la síntesis de glucógeno en el hígado, para disminuir el consumo de glucosa de los tejidos inactivos durante el esfuerzo y para interrumpir la inhibición del metabolismo de los ácidos grasos libres y permitir la lipólisis de tejido adiposo.

Por otro lado, podemos indicar que la práctica de ejercicio físico puede alterar los niveles de producción de T3 y T4, debiendo tenerse en cuenta el tipo de ejercicio, así como su intensidad, sobre todo ante situaciones de hipertiroidismo, puesto que dicho trastorno presenta como efecto hormonal la fragilidad en los huesos. De esta manera, el ejercicio aeróbico disminuye dichos niveles hormonales, pero ante una práctica de actividad física intensa, el tiempo de recuperación de los valores hormonales es mayor (Aguilar Chasipanta et al., 2017).

Proceso catabólico llevado a cabo sobre el glucógeno para la obtención de glucosa.
Relativa al hígado.
Conjunto de reacciones bioquímicas y procesos físico-químicos que ocurren en una célula y en el organismo.
Cada uno de los compuestos orgánicos que resultan de la esterificación de alcoholes, como la glicerina y el colesterol, con ácidos grasos.
Proceso metabólico mediante el cual los lípidos del organismo son transformados para producir ácidos grasos y glicerol para cubrir las necesidades energéticas.

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