4.2 Ética y religión en Hume.

La crítica psicologista de Hume a la teoría del conocimiento anterior ha dado como resultado un cierto escepticismo, a la manera de los antiguos griegos. Esta crítica se extenderá del terreno del conocimiento a la práctica, a la Ética.

Pero el escepticismo de Hume no es tan radical. Existen unos principios de asociación de la experiencia que nos permiten movernos en nuestra vida diaria (y en la misma filosofía); dichos principios son tres: semejanza, contigüidad y, por último, la relación de causa y efecto. Como son principios de nuestra propia experiencia, es obvio que no han de servir para intentar demostrar, a la manera de los cartesianos, acerca del mundo mismo. No obstante, dice Hume, nos sirven en nuestra vida cotidiana, y nos deben servir también desde el punto de vista filosófico.

Del mismo modo, en la Ética no debemos buscar unos principios absolutos. Si la Razón nos ha engañado en cuanto a su poder en lo relativo a las cuestiones de hecho (la Física es cuestión de probabilidad, dirá Hume, adelantándose siglos a los propios científicos), no digamos ya en cuanto a la creencia en un poder absoluto que debe regir la vida de los hombres desde el más allá.

Para empezar, la Ética, dice Hume, no se fundamenta en principios abstractos y racionales. La base de la vida práctica han de ser la emotividad y los sentimientos. Volviendo de nuevo a los antiguos griegos, si el placer y el dolor rigen la vida de los hombres, entonces han de ser la base desde la que edifiquemos una nueva concepción de la sociedad: la simpatía o el desagrado que siento ante determinados hechos serán en definitiva el criterio último desde un punto de vista moral. No hay más. La compasión y la solidaridad tienen su fundamento en la naturaleza humana, igual que el egoísmo y lo que llamamos maldad. Así, la ética utilitarista de Hume encuentra de nuevo su raíz en el análisis del ser humano (como pretendía en su gran obra de juventud, una nueva ciencia: con el Tratado de la naturaleza humana).

Pre-conocimiento

También en la Ética se adelantó Hume siglos a posturas que hoy en día podemos entender. Aquí vemos un fragmento del programa televisivo Redes en el que se hace una referencia a su manera de entender la emotividad humana.
Vídeo de smartplanet en Youtube
Pero si las pasiones (como las impresiones) son la base de nuestra conducta, entonces la razón práctica nos muestra una nueva cara: lo que habría que establecer serían criterios para dilucidar nuestras acciones desde un nuevo punto de vista. Hume habla aquí de lo que se denomina como la falacia naturalista, es decir, el paso indebido del ser al deber ser. Hasta ahora los filósofos y los moralistas nos han engañado intentando encontrar un fundamento racional a nuestra conducta, cuando al final vemos que todo depende en definitiva de nosotros mismos: la utilidad es la fuente del sentimiento moral y, por lo tanto, da razón del origen de la moralidad misma. Nadie tiene que decirnos lo que tenemos que hacer.

Igualmente, y en el mismo sentido, se debe entender entonces la crítica que nuestro autor realiza a los radicalismos religiosos. Si la Ética no tiene un fundamento racional, ¿qué decir entonces de la propia religión? Entre religión y ética no existe una verdadera conexión. El fundamento mismo de la religión es instintivo, y no es otro que el miedo a la muerte. Lo que habría que evitar a toda costa es todo tipo de absolutismo, tanto en el terreno del conocimiento, como en el de las ideas morales o religiosas. De ahí que Hume pueda ser considerado, finalmente, como "el filósofo de la tolerancia".

Estatua de D. Hume en Edinburgh
Imagen de TwoWings en Wikimedia Commons.

Dominio público

Actividad de lectura

La utilidad ha de ser, por tanto, la fuente de una parte considerable del mérito adscrito al humanitarismo, la benevolencia, la amistad, el espíritu cívico y otras virtudes sociales de esta clase; y es también la sola fuente de la aprobación moral que concedemos a la felicidad, la justicia, la veracidad, la integridad y todos los demás principios y cualidades estimables y útiles. Parece un hecho que la circunstancia de la utilidad es una fuente de alabanza y de aprobación; que es algo a lo que constantemente se apela en todas las decisiones relacionadas con el mérito y el demérito de las acciones, que es la sola fuente de ese gran respeto que prestamos a la justicia, a la fidelidad, al honor, a la lealtad y a la castidad; que es inseparable de todas las demás virtudes sociales, tales como el humanitarismo, la generosidad, la caridad, la afabilidad, la indulgencia, la lástima y la moderación; y en una palabra, que es el fundamento principal de la moral que se refiere el género humano y a nuestros prójimos.

Hume: Investigación sobre los principios de la moral

Una primera aproximación a la ética de Hume puede llevar a una conclusión rápida sobre su posible carácter individualista o relativista. Antes de completar nuestro juicio, conviene profundizar algo más en el sentido que pretende dar el autor a nociones como emociones o utilidad:

AV - Pregunta Verdadero-Falso

Y para finalizar te proponemos algunas preguntas, a modo de autoevaluación:

Pregunta 1

El Empirismo se desarrolla en las Islas Británicas, y es una "respuesta filosófica" al Racionalismo continental.

Sugerencia

Pregunta 2

Los empiristas creían en la existencia de las ideas innatas.

Sugerencia

Pregunta 3

Para Hobbes, en un estado salvaje, "el hombre sería como un lobo para el hombre".

Sugerencia

Pregunta 4

John Locke critica el uso inadecuado del concepto metafísico de "sustancia" que hacen los racionalistas.

Sugerencia

Pregunta 5

David Hume critica el uso inadecuado del llamado "principio de causalidad" que hacen los racionalistas.

Sugerencia

Importante

Para Hume la ética no se sustenta en principios racionales sino en la emotividad y los sentimientos humanos. Desarrolla una ética utilitarista: aquellas conductas que tendemos a aprobar son aquellas que incrementan el bienestar público.