1. Fatiga, sobrecarga y sobreentrenamiento

1.1. Concepto de fatiga, sobrecarga y sobreentrenamiento

Para definir estos conceptos, es interesante recordar previamente que el objetivo principal del entrenamiento deportivo es el de conseguir las adaptaciones del organismo a las cargas a que se le someta. De esta manera, cuando un sujeto está soportando una carga de relevante intensidad, la respuesta fisiológica del organismo es la fatiga, pudiendo aparecer cuando el sujeto aún está en su zona de capacidad de adaptación. La resistencia a esta fatiga es directamente proporcional al nivel de entrenamiento del deportista, por lo que en sujetos mejor entrenados existirá una capacidad mayor de resistir dicha fatiga.

Representación de los tipos de carga de entrenamiento

A. Carga de recuperación

B. Carga de mantenimiento

C. Carga estimulante

D. Carga excesiva

Figura 1. Representación de los tipos de carga de entrenamiento.
Imagen de elaboración propia

La sobrecarga aparece cuando la carga de entrenamiento sobrepasa esa zona de capacidad de adaptación del organismo, siendo contraproducente para el beneficio del deportista. A menudo los sistemas de entrenamiento se basan en planificaciones con sobrecarga, lo que puede provocar la aparición de lesiones por estrés o una reducción del rendimiento deportivo.

Resulta inevitable pensar que un deportista que no pueda superar la fatiga acumulada esté en la misma disposición que otro que sí lo consiga. Es el motivo por el que los periodos acumulados en los que el deportista no se adapta pueden desencadenar el síndrome de sobreentrenamiento (SSE). Factores como la alimentación inadecuada, la carga psicológica o el escaso descanso aumentan la probabilidad de desarrollar este síndrome. Como entrenadores uno de los objetivos más importantes será conseguir periodos óptimos de descanso, equilibrando el trabajo y la recuperación al esfuerzo. Además de la disminución del rendimiento deportivo y de la aparición de lesiones deportivas, la consecuencia más común del SSE es el abandono deportivo o burnout.

 

1.2. Tipos y mecanismos de producción

A pesar de que los tres conceptos desarrollados hasta el momento son distintos, estos están interrelacionados entre sí. De esta forma, atendiendo a factores de extensión, la fatiga muscular puede dividirse en fatiga local o general. Por su parte, la sobrecarga se clasifica en física o psicológica. Ambos constructos coexisten temporalmente pero de manera unidireccional, pues no existe sobrecarga sin estado de fatiga, pero sí puede haber fatiga y no por ello aparecer a través de una carga excesiva, pues puede haber fatiga con una carga estimulante dentro de la zona de adaptación del deportista.

 

Fatiga local

Como explicaba Chicharro (2003), la fatiga local aparece cuando, tras el mantenimiento de un ejercicio, el músculo esquelético deja de tener capacidad para generar fuerza (Wüthrich, Eberle y Spengler, 2014). Esta fatiga puede ser verbalizada por el deportista de manera diferente. Como anuncia Rojas (2012), palabras como “pesadez”, “contractura” o “dolor” constituyen la terminología más común en cuanto a fatiga local en el deporte.

Localización de la fatiga

Figura 2. Localización de la fatiga.
Imagen de elaboración propia

 

Fatiga general

Es la fatiga que presenta un deportista de manera combinada, manifestando un cansancio nervioso (mental y emocional) y un cansancio físico (motor y coordinativo) (Platonov, 2001). Según Wan, Qin, Wang, Sun, y Liu (2017), la fatiga provoca una pérdida de la potencia ya que disminuye la actividad contráctil del aparato locomotor. Dicho estado hace que el individuo disminuya su rendimiento y abandone momentáneamente la actividad física que está llevando a cabo hasta que se produzca un periodo de recuperación que regenere su organismo.

Fatiga general

Figura 3. Fatiga general.
Imagen de elaboración propia

 

Sobrecarga física

Se denomina sobrecarga física o fatiga subaguda a la aplicación de un microciclo de entrenamiento a través de un estímulo o carga física que está por encima de la zona de capacidad de adaptación del individuo. El volumen de entrenamiento y la intensidad deben estar gestionados de manera adecuada, de forma que su individualización sirva al deportista para entrenar con un porcentaje óptimo de carga.

 

Sobrecarga psicológica

En los procesos deportivos a menudo se producen situaciones que pueden convergir en sobrecarga emocional para el deportista, tanto en entrenamientos como en la propia competición. La comunicación entrenador-deportista es una de las claves para contribuir a una adaptación óptima del sujeto, pues la información y las indicaciones del técnico deben configurarse como trascendentes para su entendimiento y posterior ejecución. Por otro lado, incluso la percepción del deportista de todo lo que le rodea puede suponer una sobrecarga psicológica importante que afecte a la adaptación lógico-interna y beneficie ese proceso deportivo.

Sobreentrenamiento: qué es y cómo evitarlo.
Video publicado por Dr. Hernández alojado en Youtube

 

1.3. Indicadores y formas de prevención

Diferentes procesos internos suceden en el organismo cuando este se ve obligado a soportar cargas de entrenamiento. Desde la conocida acumulación de lactato que supere la tasa utilización/eliminación, hasta el aumento de hidrogeniones que disminuyan el pH sanguíneo, aparición de amonio con influencia negativa sobre el Sistema Nervioso Central (SNC), o pérdidas de electrolitos y variabilidad de la temperatura que alteren los procesos de termorregulación. A pesar de los avances tecnológicos, en el día a día de un entrenador no se cuenta con los materiales específicos para percibir los procesos mencionados, por lo que surge la necesidad de encontrar formas de prevención de la fatiga a través de mecanismos de evaluación.

Estas formas de prevención de la fatiga pasan por una programación y determinación óptimas de las cargas de entrenamiento, donde el entrenador y el preparador físico deben establecer los porcentajes de intensidad en virtud de las fechas de competición y, sobre todo, del nivel del deportista. Este es un principio fundamental del entrenamiento deportivo: el principio de la individualización. Cada sujeto tiene unas características biológicas y fisiológicas diferentes, por lo que debe imperar la especificidad de las cargas de entrenamiento para cada sujeto, con sus correspondientes descansos.

Los procesos de recuperación forman parte de la prevención de la fatiga, pero sobre todo, del SSE. Así, desde el descanso entre series y repeticiones hasta el descanso entre microciclos o competiciones, todos tienen un objetivo, y es el de regenerar el organismo para que este pueda utilizar los sustratos energéticos necesarios ante el siguiente estímulo presentado. Por otro lado, la dieta y la hidratación juegan un papel importante como forma de prevención de la fatiga muscular. Debe existir una evaluación de las necesidades de aporte de electrolitos e hidratos de carbono, atendiendo a unas pautas específicas de reposición, antes, durante y después de un entrenamiento o competición.

Hasta el momento hemos determinado diversas consecuencias que puede llevar consigo la fatiga, y por tanto, la importancia de las formas de prevención para evitar dichas consecuencias. A pesar de ellas, existen otros efectos a nivel neuromuscular, endocrino e inmunológico que veremos a continuación.

Término inglés, con el significado literal de “estar quemado”. Es el resultado directo de soportar un estrés continuado, que supone el abandono deportivo.
Se trata de una medida de la acidez de la sangre. Las letras “p” y “h” significan “potencial” e “hidrogeniones”, respectivamente.
Son minerales que están presentes en el organismo y llevan cierta carga eléctrica.