1. Satélites y movimiento orbital

Animate orbit

Animación de Talifero (Trabajo propio, creado con Blender & ImageMagick) en Wikimedia Commons, de Dominio Público 


    

Un satélite es un cuerpo que orbita (está girando) alrededor de otro, siguiendo una órbita elíptica, casi circular.

Podemos hacer una clasificación de los tipos de satélites: pueden ser naturales (cuerpos celestes) o artificiales como los satélites de comunicaciones o meteorológicos.  

 Con el siguiente vídeo aprenderás algo más sobre los satélites artificiales.

 

Para que un cuerpo se encuentre en órbita alrededor de una estrella o planeta éste debe encontrarse bajo la influencia de su campo gravitatorio y por tanto se sienta atraído por la fuerza de la gravedad.

Pero ¿qué necesita un cuerpo para orbitar? pues debe cumplir con la llamada condición de orbitación: la fuerza gravitatoria es la única fuerza que actúa sobre el satélite y al tratarse de una fuerza normal a la trayectoria provoca solo aceleración normal, es decir el satélite orbita describiendo un movimiento circular uniforme. 

 

En los siguientes apartados vamos a estudiar diversos parámetros referidos al movimiento orbital.

Para saber más

¿Por qué los satélites no caen?

Newton Cannon

Imagen de Brian Brondel en Wikimedia Commonsbajo CC-BY-SA-3.0

 

Acabas de leer que los satélites orbitan porque sienten la fuerza de atracción de la gravedad del cuerpo sobre el que orbitan. Entonces ¿por qué no acaban estrellándose sobre la superficie de este?

Se puede explicar utilizando el ejemplo conocido como cañón de Newton, representado en la imagen. Supongamos que un cañón dispara con un cierto ángulo, la trayectoria seguida por la bala es una parábola representada por la letra A, la bala cae a cierta distancia del cañón. Si aumentamos el ángulo de tiro tendríamos la trayectoria B, de forma que la bala llega más lejos del cañón, pero sigue cayendo al suelo. Si aumentásemos mucho el ángulo podría darse la situación representada por la letra C, la bala nunca llega a tocar el suelo debido a la curvatura de la Tierra, quedando así en órbita.