5.1. La historia de la Unión Europea

Con nuestra Unión Europea pasa una cosa curiosa. Es una unión que ha avanzado mucho más en lo económico que en lo político. Y sin embargo, han sido los objetivos políticos los que han movido ese avance.

Vamos a explicarnos. Pero para eso tenemos que irnos hacia atrás en el tiempo.

La ciudad de Dresde (Alemania), destruida en 1945. No puedes entender el proyecto europeo sin recordar que sus fundadores habían sido enemigos mortales apenas seis años antes, en la II Guerra Mundial. Imagen de Deutsche Fotothek en Wikimedia Commons. Licencia CC.

Recordarás que en 1945 Europa acababa de salir de la guerra más destructiva de la Historia: la Segunda Guerra Mundial. Los europeos estaban horrorizados por lo que habían sido capaces de hacerse unos a otros: pérdida de millones de vidas, destrucción de poblaciones enteras, campos de exterminio... Y era solo el último (aunque más sangriento) capítulo de una larguísima sucesión de siglos de guerra entre europeos. Y la cosa no prometía mejorar, ya que Europa estaba dividida entre los dos grandes bloques que amenazaban con enfrentarse en una nueva guerra: la Europa del oeste pertenecía al bloque capitalista, aliado de Estados Unidos; la Europa del este pertenecía al bloque comunista, aliado de la Unión Soviética. Y en el corazón de Europa Alemania había quedado partido entre los dos bloques. ¿Lo recuerdas? es el período al que llamamos la Guerra Fría, y que duró hasta la caída de la URSS en 1991.

Muchos europeos deseaban cambiar las cosas y hacer avanzar a Europa hacia una nueva era de colaboración política y de paz. Algunos de ellos incluso soñaban con una Europa políticamente unida, una especie de Estados Unidos de Europa. Pero este era (y aún sigue siendo ) un sueño difícil de entender para la mayoría de los europeos, muy habituados a su mundo de estados-nación.

Así que había que ser prácticos. La forma más práctica de garantizar una paz duradera era hacer que los intereses económicos de los europeos fueran los mismos. Además, Europa necesitaba reconstruirse tras la guerra. Teniendo los dos objetivos en mente, en 1951 se creó la Comunidad Europea del Carbón y del Acero (CECA), que tenía por finalidad poner en común la producción de estos dos recursos tan estratégicos.

La Comunidad Europea del Carbón y del Acero fue el primer paso hacia la creación de lo que hoy es la Unión Europea. La formaban seis socios (algunos de los cuales habían sido enemigos mortales solo seis años antes): la República Federal de Alemania (que entonces solo incluía la Alemania del Oeste), Bélgica, Francia, Italia, Luxemburgo y los Países Bajos.

La cosa fue tan bien que los socios decidieron estrechar sus relaciones. En 1957 los miembros de la CECA firmaron el Tratado de Roma, por el que se creaba la Comunidad Económica Europea (CEE). Sus principales logros fueron los siguientes:

• Creó un mercado común (no limitado como antes al carbón y al acero), eliminando poco a poco las barreras aduaneras entre los distintos socios.
• Estableció una política comercial común frente a otros países.
• Creó la Política Agraria Común (PAC), que garantizaba la libre circulación de productos agrarios dentro de la CEE y fomentaba la producción agraria mediante medidas proteccionistas, que incluían importantes subvenciones y barreras a las importaciones procedentes de otros países.

Entre los años 70 y 80 del siglo XX la CEE comenzó a ampliarse, primero hacia la fachada atlántica y luego hacia la mediterránea.

• En 1973 se unieron Dinamarca, Irlanda y Reino Unido.
• En 1981 se incorporó Grecia. En 1986 lo hicieron España y Portugal. Para ambos países, que habían pasado largos años de dictadura, significó un paso decisivo hacia la modernización y la integración internacional.

Los jefes de gobierno y los ministros de exteriores de la CEE se reúnen en 1987. España ya aparece en la foto (el cuarto por la izquierda es el Presidente del Gobierno Felipe González). Imagen de Bundesarchiv en Wikimedia Commons (detalle). Licencia CC.

Maastricht (Países Bajos) fue el lugar en el que se firmó el tratado por el que se creó la UE. Imagen de Michielverbeek en Wikimedia Commons. Licencia CC.

El fin de la guerra fría impulsó el proyecto europeo al eliminar aquel telón de acero que había partido Europa en dos. En 1989 cayó el muro de Berlín. Un año después la unificación de Alemania integró por primera vez a una antigua república comunista, la República Democrática Alemana, en el mercado común europeo.

El clima era el adecuado para dar un nuevo paso hacia adelante. En 1992 se firmó el Tratado de Maastricht, que hizo que en 1993 la antigua Comunidad Económica Europea se transformara en la Unión Europea. El objetivo era reforzar la anterior integración económica que había iniciado la CEE y añadir a esta una auténtica integración política. ¿Cómo se hizo esto?

• En el campo económico se profundizó en el desarrollo de un mercado único basado en la libre circulación no solo de mercancías, sino también de servicios, capitales y personas. Además, se establecieron las bases para crear una unión monetaria.
• En el campo político se reforzaba la capacidad de decisión de las instituciones comunitarias y se implantaba una política exterior y de seguridad común, así como la cooperación en materia de seguridad interior.

En los años siguientes otros tratados (Tratado de Ámsterdam de 1997 y Tratado de Niza de 2001) reforzaron la integración política de la Unión Europea, a la vez que introducían la posibilidad de que los distintos países pudieran avanzar hacia la integración a varias velocidades. El objetivo era avanzar hacia una mayor unión política, pero teniendo en cuenta las resistencias de países como Reino Unido y la necesidad de adaptación a la realidad de los antiguos países comunistas que iban integrándose en la UE.

Esta labor ha culminado con el Tratado de Lisboa de 2007 (que entró en vigor en 2009), que ha completado la actual estructura institucional de la Unión Europea. Sobre ella nos detendremos en el siguiente apartado.

El telón de fondo de estas reformas era la rápida expansión de la Unión Europea. En 1995 entraron en ella Austria, Finlandia y Suecia. Entre 2004 y 2013 numerosas adhesiones convirtieron la Europa de los 15 en la actual Europa de los 28, ampliando sus fronteras sobre todo hacia la Europa del este:

• en 2004 entran diez nuevos países: República Checa, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, Hungría, Letonia, Lituania, Malta y Polonia.
• en 2007 Bulgaria y Rumanía;
• y en 2013 Croacia.

El resultado ha sido una Unión Europea más grande y potente, pero también más difícil de cohesionar. La Unión Europea ha tenido que responder al reto de la cohesión en unas circunstancias muy difíciles, marcadas por la crisis económica internacional, la multiplicación de guerras cercanas a nuestra frontera (Oriente Próximo y norte de África) y el auge del terrorismo islámico. Esa tensión ha aumentado la brecha entre los partidarios de una Europa más unida (europeístas) y los partidarios de dar marcha atrás al proceso (popularmente conocidos como euroescépticos).

En este contexto complicado, en 2016 se produjo el primer paso hacia atrás en la formación de la Unión Europea. El Reino Unido siempre había defendido una integración muy limitada de la Unión Europea y siempre había habido en ese país mucha gente contraria a la integración europea. Este clima de opinión se agravó con la crisis económica, las tensiones producidas por la llegada masiva de refugiados y la debilidad política del gobierno británico. El resultado fue la celebración el 23 de junio de 2016 de un referéndum en el que se consultaba a sus ciudadanos si preferían permanecer o salir de la Unión Europea. Por una ajustada mayoría (52 %) ganaron los partidarios de salir de la Unión Europea. Es lo que popularmente se conoce como Brexit (que es la abreviatura de British exit, es decir, salida británica). Cuando esto se escribe, las negociaciones para organizar la salida del Reino Unido ya están en marcha, en lo que será un proceso largo y complicado.

Es un duro golpe al proyecto europeo, pero para algunos sectores de opinión es una oportunidad para que la Unión Europea profundice más en su integración política, libre de la oposición británica.

El Reino Unido ha quedado dividido entre los partidarios del Brexit (izquierda) y los partidarios de la permanencia en la Unión Europea (derecha).
Imagen de Bulverton en Wikimedia Commons. Licencia CC.	Imagen de Ilovetheeu en Wikimedia Commons. Licencia CC.