4. Argumentación
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A menudo se dan situaciones en las que debemos decir los motivos que tenemos para hacer algo o pensar de una determinada manera. Para ello es importante elegir bien nuestras razones, sobre todo si de lo que se trata es de persuadir a otros. Cuando intentamos convencer a los demás de nuestra opinión o punto de vista, estamos construyendo un texto argumentativo, y las razones, motivos o pruebas en las que nos apoyamos reciben el nombre de argumentos.
Un texto argumentativo es aquel que usamos cuando intentamos convencer a alguien de una opinión dando razones o argumentos.
Lee el siguiente artículo aparecido en el diario El País, fijándote en las razones que da el autor.
LA VIDA Según estudios de toda solvencia, el alto índice de fracaso escolar se debe a la falta de conexión entre los planes de estudio y la realidad. En otras palabras: que el principio de Arquímedes o el pretérito imperfecto del verbo amar, por poner dos ejemplos sencillos, no tienen nada que ver con la vida. A lo mejor ya nadie desaloja la misma cantidad de agua que el volumen de su cuerpo al introducirse en la bañera. Ni nadie amó a alguien en un tiempo remoto y le apetece expresarlo en esa forma verbal. Yo amaba, tú no, él, etcétera. Yo amaba a Beatriz. "Lleva cuidado, chico, que estás empleando el pretérito imperfecto del verbo amar y eso no tiene nada que ver con la realidad". No entiende uno a qué llamamos vida, ni a qué estudios. Personalmente, si no hubiera aprendido a hacer análisis sintácticos, no sabría desmontar mis estados de ánimo y echaría la culpa de todo lo que me pasa al portero, al jefe o al Gobierno. Quizá otras cosas no, pero la Gramática sí tiene mucho que ver con la realidad. En cierto modo la construye. Por otra parte, de no haber sabido en su día lo que representaba Atenas, lo mismo me habría ido de viaje de novios a Albacete, que, con todos los respetos, no es lo mismo. Tampoco soy capaz de imaginar cómo sería sin haber cultivado las cuatro reglas, pues no hace uno otra cosa a lo largo del día que sumar y restar afectos, dividir emociones, multiplicar panes y peces. Y de no haber aprendido a leer, tampoco tendría acceso a aquellas novelas por cuyos túneles logré huir de una existencia hostil, casposa, cutre, inhabitable: la existencia española y de las JONS. Y es que continuamos llamando realidad a cualquier cosa, no aprendemos. De modo que hay días en los que se asoma uno a la ventana, o a los pactos municipales, y le dan ganas, en efecto, de coger la mochila de su hijo y correr al colegio, para huir de la quema. En otras palabras, que visto lo visto, quizá sería preferible que los planes de estudio continuaran alejados de la realidad. Vida y cultura no deberían ser cosas diferentes, pero si llegaran a serlo y hubiera que elegir, uno preferiría quedarse con la cultura. Juan José Millás. El País |
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Actividad de Espacios en Blanco
Como habrás podido comprobar, en el texto hay dos elementos fundamentales:
- Opinión o tesis, que expresa el punto de vista personal del autor sobre el tema que trata el texto.
- Argumentos, que son las distintas pruebas y explicaciones que emplea el autor para defender ese punto de vista personal sobre el asunto del texto. Los hay de varios tipos, pero los más frecuentes son los que puedes ver a continuación.

Además de estos elementos, hay que tener en cuenta que los textos argumentativos deben presentan siempre la información muy bien organizada. Para ello, las estructuras que se siguen suelen ser fundamentalmente de dos tipos:
- Estructura analítica. La tesis se presenta al principio y a continuación se presentan los argumentos. Puede aparecer de nuevo al final del texto, a modo de resumen, la tesis.
- Estructura sintética. Se presentan primero los argumentos, y al final del texto, como conclusión, aparece la tesis.
