4. Respuesta a la práctica física. Hábitos saludables
Hoy día, es aceptado por toda la comunidad científica que la actividad física y el deporte, realizados y planificados adecuadamente, no sólo reducen el índice de mortalidad general, sino que además hace que disfrutemos de una mejor salud durante nuestra vida, es decir, dan años a la vida y vida a los años.
En la siguiente infografía se muestra la respuesta del sistema cardiovascular a la práctica física.
Infografía de elaboración propia
Imágenes obtenidas de Wikimedia Commons, Licencia CC
Adaptaciones del sistema cardiopulmonar como resultado de una actividad física regular
Siempre se ha dicho que la energía de un persona aumenta cuando descansa bien, duerme bien, pero sobre todo cuando la gasta.
La mejor manera de gastar energía es haciendo ejercicio físico. Debemos adaptar el ejercicio a nuestro estado de forma. Si somos sedentarios, comenzaremos a hacer deporte de forma suave, para que las adaptaciones se produzcan poco a poco.
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Imagen de Peter van Slujs en Wikimedia Commons. Licencia CC |
Progresivamente en el tiempo aumentaremos el volumen y la intensidad del ejercicio para una mejora de la forma física. Estas adaptaciones van a ser:
- Se aumenta nuestra capacidad pulmonar: seremos capaces de respirar mejor, nos cansaremos menos porque tendremos mejor transporte de oxígeno.
- Se mejora de la capacidad cardiaca. La capacidad de las cavidades cardíacas aumenta. La masa del músculo cardíaco se incrementa, con lo que el corazón es más fuerte y bombea más sangre por latido.
- El diámetro de los vasos sanguíneos aumenta por lo que también se regula la tensión arterial, los órganos están mejor perfundidos. Las arterias y venas se hacen más robustas y se refuerzan las capas musculares y conectivas.
Estas adaptaciones del sistema cardiopulmonar tienen un efecto en todo el organismo:
- Aumenta el consumo de grasa visceral, con lo que mejoraremos el funcionamiento de nuestros órganos. Vamos a consumir la grasa subcutánea, con lo que disminuiremos nuestra inflamación sistémica y el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
- El aparato locomotor adquiere mas fuerza con lo que cuesta menos moverse y nos cansamos menos.
- El sistema nervioso se va a relajar con el ejercicio, disminuye el estrés y mejora la calidad del sueño, con lo que descansamos mejor y tenemos mas energía.
- Morfológicamente también se producen cambios, aumenta la masa muscular y disminuye la masa grasa con lo que además de mejorar estéticamente, también ganamos en salud al reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular.
Hábitos saludables
Desarrollar e incorporar a nuestra vida cotidiana ciertos hábitos pueden hacer que las afecciones cardiovasculares se reduzcan, disminuyendo la probabilidad de que ocurran.
Por una parte es muy aconsejable seguir los siguientes hábitos:
- Ejercicio diario: el ejercicio físico de moderada intensidad mejora el sistema circulatorio en general y lo robustece como se ha visto en los puntos anteriores.
- Mantener una alimentación adecuada: eso implica consumir alimentos con bajos niveles de grasas saturadas, ácidos grasos trans (que se encuentran normalmente en alimentos procesados con aceites vegetales parcialmente hidrogenados, como manteca vegetal, algunas margarinas, galletas saladas, bollería industrial, fritos,...) y colesterol.
- Siguiendo con la alimentación, consumir alimentos con bajos niveles de sal evita el aumento de presión sanguínea. Por otra parte, es muy recomendable consumir alimentos con bajos niveles de azúcar (evita la diabetes).
- Una alimentación adecuada disminuye el gasto cardíaco y el riesgo de trombos en el sistema cardiovascular.
- Seguir buenos hábitos para el sistema respiratorio, ya que determinadas infecciones pulmonares pueden contagiarse al corazón.
- Evitar situaciones continuadas de éstrés.
Por otra parte, se deben evitar los siguientes hábitos:
- Consumo de tabaco: además de los problemas que acarrea al sistema respiratorio (visto en el tema anterior), deteriora los vasos sanguíneos y aumenta la presión sanguínea.
- Obesidad, pues aumenta el gasto cardíaco.
- Consumo de sustancias estupefacientes: afectan a los vasos sanguíneos o al corazón
- Practicar ejercicio físico de alta intensidad sin estar preparado: deteriora el sitema circulatorio.
Comprueba lo aprendido
Retroalimentación
Falso
El gasto cardíaco, que es el volumen de sangre que circular por minuto por el sistema cardiovascular, aumenta debido a la demanda de oxígeno y nutrientes por los músculos implicados en el ejercicio.
Retroalimentación
Falso
La frecuencia cardíaca aumenta siempre que haya demanda de oxígeno y nutrientes. Esto sucede siempre que se haga ejercicio físico, independientemente de que la persona que lo realice sea deportista de élite o no.
Retroalimentación
Verdadero
Hay un nivel de esfuerzo en el que, a pesar de incrementar la carga, el consumo de oxígeno no se incrementa más.
Retroalimentación
Falso
Al liberarse noradrenalina por las cápsulas suprarrenales, se produce un aumento de la frecuencia cardíaca y de la contractibilidad del miocardio, haciendo que el volumen de latido aumente.
Retroalimentación
Falso
Al contrario, el ejercicio estático aumenta considerablemente la resistencia del sistema cardiovascular al flujo sanguíneo.
Para saber más
Recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud
La actividad física regular de intensidad moderada —como caminar, montar en bicicleta o hacer deporte— tiene considerables beneficios para la salud. En todas las edades, los beneficios de la actividad física contrarrestan los posibles daños provocados, por ejemplo, por accidentes. Realizar algún tipo de actividad física es mejor que no realizar ninguna. Volviéndonos más activos a lo largo del día de formas relativamente simples podemos alcanzar fácilmente los niveles recomendados de actividad física.
La actividad física regular y en niveles adecuados:
- mejora el estado muscular y cardiorrespiratorio;
- mejora la salud ósea y funcional;
- reduce el riesgo de hipertensión, cardiopatía coronaria, accidente cerebrovascular, diabetes, cáncer de mama y colon y depresión;
- reduce el riesgo de caídas y de fracturas vertebrales o de cadera; y
- es fundamental para el equilibrio energético y el control de peso.
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