3. Ocupación y desempleo
Como ya viste en un apartado anterior, el trabajo es uno de los tres factores productivos en cualquier economía. Es además un factor productivo especialmente sensible, ya que la mayoría de nosotros vive de su trabajo.
Tradicionalmente los economistas pensaban que en un mercado perfecto, con libre competencia, habría plena ocupación de todos los factores productivos, gracias al juego de la oferta y la demanda.
En el caso del trabajo, la oferta está compuesta por el conjunto de personas que están dispuestas a trabajar. Es lo que llamamos población activa.
(¡Cuidado! Cuando hablamos del factor productivo trabajo, la oferta de trabajo la representa el trabajador y la demanda de trabajo la empresa. En cambio, el uso habitual cuando hablamos del mercado laboral es aludir a los puestos demandados por las empresas como oferta de empleo y a la población activa desocupada que quiere trabajar como demandantes de empleo.)

Importante
La población activa es el conjunto de personas de 16 y más años que trabaja o que busca activamente trabajo y está disponible para trabajar de inmediato.

Para saber más
La población activa
Este vídeo del Instituto Nacional de Estadística te puede aclarar mejor qué es la población activa.
La población activa Vídeo de INEDifusion alojado en Youtube. |
Como cualquier otra oferta, el que ofrece su trabajo preferirá ofrecérselo a quien le pague más por él. Además, estará dispuesto a trabajar más cuanto mayor sea el salario. Por el lado de la demanda, las empresas buscan trabajadores al menor precio posible, ya que de esa forma aumentan sus márgenes de beneficio. Les resultará rentable contratar una hora más de trabajo en la medida en que el beneficio obtenido de esa hora de trabajo compense el salario pagado a cambio. De esa forma, la empresa estará dispuesta a contratar más trabajadores a medida que aumente el salario o la productividad (o sea la producción obtenida por tiempo de trabajo).
Así que, en principio, dada una situación de mercado perfecto, siempre habría un nivel de salarios en el que la curva de la oferta de trabajo (que asciende a medida que suben los salarios) se encontraría con la curva de demanda de trabajo (que baja a medida que suben los salarios), de tal forma que no habría trabajadores inactivos ni puestos de trabajo vacíos. Un aumento de la oferta de los trabajadores con respecto a la demanda de las empresas haría bajar los salarios, mientras que un descenso de la oferta de trabajo con respecto a la demanda de las empresas haría aumentar los salarios.
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Parados haciendo cola para conseguir alimentos durante la depresión de los 30. Imagen de U.S. National Archives en Wikimedia Commons. Dominio público. |
Pero desde muy pronto se hizo evidente una realidad: muchas personas quieren trabajar y no pueden. En otras palabras, hay desempleo.
Una parte de los economistas considera que ese problema es resultado del funcionamiento imperfecto del mercado y que las propias leyes del mercado podrían resolverlo si se corrigieran esas imperfecciones. Pero otra parte de los economistas piensa que el mercado por sí mismo no es capaz de resolver enteramente el problema, por lo que el Estado debe intervenir para ayudar a superarlo. Esta opinión ganó fuerza especialmente a partir de la gran depresión de los años 30, al ver como las recetas económicas clásicas no lograban eliminar el elevado desempleo.
Lógicamente en momentos de crisis económica el desempleo aumenta y se convierte en un problema especialmente acuciante. Lo peor es que desde la segunda mitad del siglo XX el desempleo se ha convertido en una presencia permanente incluso en momentos de crecimiento económico.
Hoy el desempleo es uno de los problemas más acuciantes en las economías desarrolladas. Provoca un problema económico doble:
- por un lado inmoviliza recursos que podrían ser usados para producir más;
- por otro reduce la capacidad de consumo de los desempleados.
Pero además de ser un problema económico es un tremendo problema humano. Se trata de personas que no consiguen encontrar un medio de vida para mantenerse y mantener a sus familias. Más allá de lo material, el desempleo corta a esas personas una vía de realización personal y supone un duro golpe contra su autoestima.
Para medir la incidencia del paro usamos la tasa de paro, que es el porcentaje de población parada o desempleada con respecto a la población activa en un período determinado. De esa forma, la población activa se dividiría en dos grupos: población activa ocupada y población activa desocupada o desempleada. El resto de la población es población inactiva, sea por la edad (niños, ancianos), sea por elección (por ejemplo, estudiantes a tiempo completo, personas que deciden no trabajar para cuidar de sus hijos...).
La tasa de paro Vídeo de INEDifusion alojado en Youtube. |
Para conocer todas estas magnitudes se emplean varios medios.
- El Instituto Nacional de Empleo (INEM) publica periódicamente el número de parados inscritos en sus oficinas. Pero lo cierto es que hay muchos parados que no recurren al INEM para buscar trabajo.
- Por eso la fuente de información más usada es la Encuesta de Población Activa (EPA), una encuesta periódica que realiza el Instituto Nacional de Estadística (INE) y que tiene la ventaja de reflejar la percepción real que tienen los encuestados de su situación personal.

Importante
La tasa de paro es el porcentaje de población parada con respecto a la población activa en un período determinado.
La tasa de paro en España es más alta que la de la mayoría de los países europeos. A finales del 2016 estaba ligeramente por debajo del 19 %, cuando la media de la Unión Europea apenas supera el 8 %. Además dentro de España hay grandes diferencias.
- Hay grandes diferencias territoriales. Por ejemplo, en Andalucía la tasa de paro a finales del 2016 rondaba el 28 %.
- Es mayor entre las mujeres que entre los hombres.
- Es mayor entre los menores de 25 años que entre la población de mayor edad.
- Es mayor entre las personas con menor nivel de formación.
- Es menor en las temporadas turísticas.

Para saber más
En esta infografía del Instituto Nacional de Estadística puedes distinguir las tasas de paro por comunidad autónoma, por edad y por sexo. De esa forma, podrás comprobar en qué medida el paro afecta de forma desigual a algunos grupos de población.

Para saber más
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Alto horno de Sagunto. La reconversión industrial de los 80 destruyó mucho empleo industrial, especialmente en la industria siderúrgica y los astilleros. Imagen de Diego Delso en Wikimedia Commons. Licencia CC. |
La tasa de desempleo en España no siempre ha sido tan alta. Hasta la crisis del petróleo de 1973 la tasa de paro en nuestro país no representaba más del 3 % de la población activa. Fue entre 1973 y 1985 cuando experimentó un gran aumento, en conexión con la crisis y reconversión económica que sufría España en aquel momento y con el aumento del número de personas en edad de trabajar. Las tasas de paro llegaron al 22 %. La situación se mantuvo en valores cercanos hasta el período comprendido entre 1995 y 2007, llegando la tasa de paro a alcanzar al 8 %. Sin embargo, ni siquiera en la época de mayor prosperidad la tasa de paro llegó a bajar hasta los valores que son habituales en nuestro entorno, demostrando que el paro es un particular problema en la economía y la sociedad españolas.
A partir de 2008, la crisis económica ha generado un incremento acelerado de la tasa de paro. Llegó a superar el 26 % de la población activa en el 2013. En los últimos años ha venido reduciéndose lentamente.
Entonces ¿cómo explicar el desempleo? Hay varias explicaciones, a las que se da más o menos importancia según la escuela económica. Vamos a resumir las más importantes.
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El desarrollo tecnológico es uno de los factores del problema del desempleo en las sociedades desarrolladas... pero es también la clave del crecimiento económico. Imagen de BMW Werk Leipzig en Wikimedia Commons. Licencia CC. |
1) Una pequeña parte del desempleo se puede explicar simplemente porque, incluso en una situación de plena ocupación, pasa un tiempo mínimo entre que una persona deja un empleo y busca otro que le parezca adecuado.
2) Los salarios y la cantidad de trabajo contratada no pueden variar de forma tan flexible como, por ejemplo, el precio y la cantidad adquirida de materias primas. A fin de cuentas estamos hablando de lo que da de vivir a numerosas familias, que necesitan un mínimo de seguridad. La variación de los salarios y las condiciones de contratación y despido están limitadas por la legislación referente a tipos de contratos, salarios mínimos, etc. Además, sindicatos fuertes pueden lograr subidas salariales superiores al salario de equilibrio que dictaría el libre mercado, o bien impedir que los salarios desciendan o que se reduzcan horas de trabajo en momentos de crisis o de pérdida de productividad.
3) La información que los agentes económicos tienen de la economía es insuficiente, sobre todo teniendo en cuenta que la situación económica varía. Eso hace que muchas veces la preparación profesional de los trabajadores no coincida con la demanda de las empresas. A eso se suma que una persona puede elegir una vía de formación profesional de varios años de duración pensando en la demanda presente, que puede ser muy distinta de la que habrá cuando pasen esos años. De esa forma, en una misma economía puede haber puestos de trabajo no cubiertos en un sector en ascenso mientras existe paro en otro sector en retroceso.
4) El aumento de la productividad del trabajo (recuerda, la producción obtenida por unidad de tiempo), especialmente gracias a las innovaciones tecnológicas ha hecho que menos personas puedan producir lo que antes tenían que producir muchas más. Como el aumento de la productividad genera crecimiento económico, esa oferta de trabajo que queda disponible podrá ser empleada para satisfacer nuevas demandas. Pero los nuevos puestos de trabajo pueden no aparecer a corto plazo, o pueden no ser ocupados por las mismas personas que quedaron desempleadas, o sencillamente puede que no compensen los puestos de trabajo perdidos.
5) El aumento de la competencia en la oferta de trabajo es también un factor importante. En las sociedades avanzadas, hombres y mujeres compiten ya por la práctica totalidad de los trabajos, cuando antes una parte importante del trabajo femenino estaba retenido en los hogares. Además, la internacionalización de la economía ha hecho que el mercado de trabajo se convierta cada vez más en un mercado global, con numerosos competidores. Estos competidores tienen además menos movilidad espacial que las empresas, que pueden desplazarse más cómodamente hacia los lugares donde los factores productivos sean más baratos.
6) Pero para una parte de los economistas el factor fundamental del desempleo es la debilidad de la demanda . Cuando las empresas tienen expectativas negativas sobre la evolución del consumo de los bienes y servicios que producen, dejan de utilizar toda su capacidad productiva y limitan sus inversiones. De esa forma, muchos recursos disponibles quedan sin utilizar, entre ellos especialmente la mano de obra.
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La debilidad de la demanda con respecto a la oferta es uno de los factores fundamentales del desempleo. Imagen de elaboración propia. |

Importante
Entre las causas del desempleo las diferentes escuelas económicas plantean las siguientes:
- El tiempo ocupado en la búsqueda de empleo.
- La rigidez del mercado laboral.
- La falta de coincidencia entre la oferta y la demanda.
- El aumento de la productividad por el desarrollo tecnológico.
- El aumento de la competencia entre los trabajadores.
- La debilidad de la demanda.
¿Cómo se puede combatir el desempleo? Bueno, si fuera una cuestión fácil el problema se habría resuelto hace mucho tiempo, ya que es uno de los problemas económicos que más preocupa a la gente. Las recetas además varían mucho según la escuela económica o la ideología. Sin entrar en debates, estas son las principales que se han propuesto.
1) Muchos defienden una mayor liberalización del mercado laboral. La idea es quitar todas las trabas que impiden que la oferta y la demanda se autorregulen. Evidentemente, este tipo de recetas son defendidas por quienes más confianza tienen en la capacidad del mercado para resolver por sí solo el problema.
2) Otros se inclinan por medidas de estímulo de la demanda. Estas son fundamentalmente de dos tipos:
- Políticas monetarias expansivas.
- Políticas fiscales de estímulo.

Para saber más
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El economista John Maynard Keynes (1883-1946) fue uno de los grandes defensores de las políticas de estímulo de la demanda. Imagen de Akiba101 en Wikimedia Commons. Licencia CC. |
¿Te interesa saber un poco más sobre estas políticas de estímulo de la demanda? Vamos a resumirlas:
Políticas monetarias expansivas. Como recordarás, la idea de estas políticas es fomentar la inversión mediante el aumento de la cantidad de dinero en circulación y la reducción de los tipos de interés. Esas políticas corren el riesgo de crear inflación si las economías están cercanas al pleno empleo de sus recursos, de tal forma que no se puede aumentar la oferta. Pero si hay muchos recursos desocupados (muchos trabajadores sin empleo, capital que no se está utilizando a pleno rendimiento, etc) el aumento de la demanda estimulará la ocupación de esos recursos, por ejemplo empleando a más trabajadores. Estos podrán aumentar su consumo, permitiendo con ello que siga creciendo la demanda.
Políticas fiscales de estímulo. En este caso es el Estado el que asume la función de estimular la demanda. Lo puede hacer mediante el gasto público, que permite emplear a más trabajadores que a su vez incrementan su consumo y con ello la demanda. Evidentemente estas políticas tienen efectos secundarios, como son el aumento del déficit público y el peligro de inflación. Otra fórmula de estímulo diferente puede ser un cambio en el sistema fiscal que deje más dinero en manos de los consumidores, aun a costa de pérdidas de recaudación para el Estado, o que redistribuya las cargas fiscales.
3) Todas estas medidas pueden conciliarse con otras destinadas a mejorar la información de los agentes económicos sobre el mercado laboral, favoreciendo que la oferta y la demanda de trabajo se encuentren, o las políticas activas de empleo, destinadas a asesorar a los desempleados en su búsqueda de empleo y favorecer la formación más idónea para responder a la demanda de las empresas.

Importante
Entre las recetas planteadas para combatir el desempleo por las distintas escuelas económicas destacan las siguientes:
- La liberalización del mercado laboral.
- El estímulo de la demanda, mediante políticas monetarias expansivas o mediante políticas fiscales de estímulo, basadas en el aumento del gasto público o la redistribución de la carga fiscal.
- Las políticas activas de empleo.
Como verás, las opciones son diversas y no hay un acuerdo generalizado sobre cuáles de ellas son las más adecuadas en cada momento. Pero el problema es más complejo todavía. Porque no se trata solo de reducir o no el desempleo. Se trata además de saber cuál es el modelo de empleo que mejor garantizará el bienestar económico de una sociedad. Y es que en muchos casos el precio de reducir el desempleo ha sido la extensión de tipos de empleo de poca calidad. La precariedad y la temporalidad laboral han ido ganando terreno en el mercado laboral. Eso plantea un problema permanente de incertidumbre a los trabajadores que, además de los lógicos efectos psicológicos, disminuye mucho su propensión a consumir y a invertir en proyectos vitales a largo plazo.
Conciliar crecimiento económico con pleno empleo y empleo de calidad parece hoy el gran reto de nuestras sociedades.

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1) Lee y completa el siguiente texto:
