3.1. Las técnicas
Entre las técnicas hay que destacar dos: La que se realizaba al fresco (en los ábsides, sobre las bóvedas), aunque no se trata de lo que podríamos denominar fresco en sentido puro, pues en la mayoría de los casos también se usaba temple e incluso otros pigmentos (desde la grasa a la clara de huevo). La pared debía ser preparada con cal mezclada con arena. Se cubría el muro con esa mezcla; era necesario proceder con rapidez, pues sólo era posible pintar sobre el muro si la capa de cobertura estaba fresca de manera que debemos suponer que las obras se hacían por partes; suponemos, además, que lo primero que se hacía era dibujar y después rellenar con los colores (que se sacaban de la tierra o de minerales y que antes de ser usados debían molerse y mezclarse con agua). Sin duda, la fragilidad de estas técnicas ha hecho que se hayan perdido numerosas pinturas, sobre todo las que se encontraban al aire libre (claustros, por ejemplo). Debemos recordar, una vez más, que la mayor parte de las esculturas (en portadas, en el interior…) estaban pintadas.
En segundo lugar, la que se realizaba sobre tabla, que era al temple. Sin embargo, era fundamental el tipo de madera que se usaba. Se pegaba sobre la tabla una tela sobre la que se extendía yeso y sobre éste se pintaba. Como en el caso de los frescos, en primer lugar se silueteaba y después llegaba el uso del color como relleno. Se usaba sobre todo para los altares, que se decoraban con paneles (a veces con planchas con bajorrelieves). También se decoraban los baldaquinos, que se decoraban más o menos complejamente dependiendo de las posibilidades. En ocasiones, excepcionales en el románico, encontramos también retablos, que se situaban detrás del altar.
Hay que mencionar, sin embargo, un tercer tipo de técnica en relación a la pintura: las miniaturas, que sin duda son una característica del románico. La mayor parte de este trabajo se realizaba en los monasterios (scriptorium). Debe recordarse que las copias se hacían manuscritas; algunos de los monjes dibujaban las letras (no escribían propiamente, pues no entendían las letras) lo cual explica en buena medida las variantes en los manuscritos. Lo que más se copiaba e iluminaba eran la biblias (de gran formato), pero también otros libros usados en la liturgia (liturgia de las horas, misales, libros sacramentales…) y también vidas de santos (hagiografías). El material era la piel (pergamino): se raspaba y después se distribuía el contenido de la página (rayado para escribir, espacios para la iluminación). En los espacios dedicados a la miniatura en primer lugar se hacía, como en los casos anteriores, un silueteo para posteriormente proceder al relleno de color. Se acababa perfilando los rostros y los demás elementos.
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Scriptorium |
Importante
- Destacamos dos tipos de técnicas pictóricas: el fresco (para la pared) y el temple (para madera)
- Em ambas primero se dibujaba y después se rellenaba de color.
- Un tercer tipo de técnica era la miniatura que se realizaba en los monasterios.
Reflexiona
Explica en qué consiste la técnica del temple.